Fernando Ochoa tuvo una interesante actuación esta tarde en la plaza Fermín Espinosa "Armillita" de Jalostotitlán, y se convirtió en el máximo triunfador al indultar a "Don Teófilo", precisamente de la ganaedería de Teófilo Gómez al que hizo una faena muy emotiva aunque al final el perdón de la vida del toro fuera un tanto protestado.

Ochoa se prodigó por verónicas rematadas con una media torera, estructuró una faena por el pitón derecho aprovechando las buenas condiciones del toro, que aunque carecía de fuerza tenía mucha nobleza y calidad, por lo que siempre fue a más, sobre todo por el pitón derecho. El torero de Morelia le hizo una faena vibrante y ligada que desembocó en el indulto del toro.

Sebastián Castella ha tenido una actuación por demás interesante, misma que inicio con “Bienvenido” al cual recibió con cadenciosas verónicas, de gran tersura, y quitó por ajustadas chicuelinas que gustaron mucho.

Comenzó su faena con estatuarios para luego, en los medios, realizar series por el derecho de buena factura. Se cambió la muleta a la izquierda y toreó por naturales con mucho temple. Deleitó al respetable con una serie de dosantinas , antes de señalar un pinchazo hondo al que siguió una estocada oreja y le concedieron una oreja.

Con el que cerró plaza de nombre “Paisano” el francés ha realizado una faena llena de torerismo y valentía, saludó por verónicas muy lentas y sentidas. Con la franela corrió la mano por ambos lados pasándose los pitones muy cerca de los alamares. Mató de estocada certera para recibir una oreja de peso.

Jerónimo ha estado muy torero toda la tarde. Con su primer enemigo de nombre “Inolvidable” el diestro poblano se ha jugado la vida, saludó con el lance fundamental del toreo para luego quitar por navarras.

Inició su faena con la mano derecha interpretando series con lucimiento, con la izquierda no logró las embestidas del astado, terminó su labor con estrujantes manoletinas, mismas que proyectaron emoción hacia los tendidos. Mató de estocada desprendida pero efectiva, la cual le valió el corte de una oreja.

El quinto fue deslucido y peligroso, y Jerónimo buscó el lucimiento con algunos adornos pero prefirió abreviar y estuvo certero con la espada.