Ante un clima agradable y una entrada floja, se dio la cuarta corrida de la temporada en la Plaza Monumental de Playas de Tijuana, en la que sólo hubo un triunfador y ese fue Alberto Espinoza "El Cuate", que le arrancó una oreja al corrido en tercer lugar.
 
A este toro lo templó bien desde salida, toreando y jugando los brazos con unas bellas verónica que fueron rematadas con una linda media; pero emocionó a los tendidos de la Monumental haciendo un quite por chicuelinas que fueron muy ceñidas.

No cabe duda que cuando hay disposición en el ruedo y el torero pone el corazón, los públicos despiertan de inmediato. Alberto se puso en el sitio donde está la emoción del toreo, dio el peso para enfrente y los tendidos de la Monumental rápido respondieron cuando corrió la mano en buenos muletazos por el pitón derecho, aguantando las embestidas de un toro que tenia temperamento y mucha movilidad.

El torero jamás se inmutó, jamás dudó, siempre se quedó en el sitio donde está el triunfo y así fue, lástima que pegó un pinchazo para después dejar una entera en buen sitio que despachara al toro sin puntilla; actuación que el público merecidamente premió con una oreja, la única de la tarde. 

Con el sexto de la tarde, un toro para lidiarse en cualquier plaza del mundo, también se jugó la vida y se puso en el sitio donde están las cornadas. Poco había que hacer ante un ejemplar con edad y mucho sentido; se cansó de pincharlo y todo quedó en algunas palmas del público.

El torero de Jalisco, Humberto Flores, debutó sin suerte como matador de toros en la Monumental. Si bien es cierto estuvo bien con el quinto de la tarde, también es verdad que no se gusto, pegó algunos pases buenos por el pitón derecho, pero el toro en suerte tenía buenas condiciones y buen estilo, digamos que fue el toro más propicio de la corrida. 

Desafortunadamente Flores nunca lo entendió, lo toreó muy rápido y sin dejarlo reposar y, después de un pinchazo, todo quedó en una salida al tercio. Con su primer toro no había mucho que hacer, pues fue un marmolillo que con la muleta no tuvo un pase. 

Rafael Ortega tuvo una indignante actuación y ha corrido mucho por el ruedo. El cuarto toro, "Navegante",  prototipo de la casa San Mateo, negro, paliabierto, bajo de manos, tomó más de cinco puyazos y seguía peleando con bravura en los caballos; a pesar de lo duro que le dieron al de la ganadería legendaria, siguió peleando, fue con emotividad a los capotes metiendo abajo la cabeza, pero se encontró con un torero perdido, sin afición y sin deseos de nada. Lástima, no vimos al toro.

La nota negra de la tarde no solo la dio Rafael Ortega, ya que una vez más quedó firme que en la cuidad de Tijuana no existe autoridad taurina. Ya es tiempo que alguien del municipio ponga orden en lo que pasa en la plaza.
 
Y es que las actuaciones del Juez de Plaza siguen dando mucho de qué hablar. Por ejemplo, Rafael Ortega duró una eternidad en matar al cuarto toro de la tarde y no suena ni por casualidad un aviso. Por lo cual el público empezó a gritar "¡Otro juez!".

Asimismo, algo insólito ocurrió con el sexto toro, lidiado por Alberto Espinoza, que tomó la muleta y empezó a torear sin haber cambiado siquiera el segundo tercio, es decir, el astado se fue con un par de banderillas nada más. Lástima que le falten al respeto no sólo a una tradición histórica como lo es la Fiesta Brava, sino también violen el reglamento taurino de la ciudad y que no pase nada.