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Crónica Reciente

El importante magisterio de Zotoluco en Pachuca
Sábado, 07 Feb 2009 | Pachuca, Hgo.
Fuente: César Montes /Foto: Tadeo Alcina
      

Eulalio López “El Zotoluco” ratificó esta tarde su condición de maestro por la manera en que ha resuelto la papeleta ante dos toros mansos y deslucidos, sobre todo el primero de ellos, que tuvo mucha guasa y complicado.

Otra grata sorpresa fue la gran entrada que registró el escenario, como contraste con el muy deslucido y manso juego que han dando los toros de Bernaldo de Quiros, desiguales de presentación, de los que los tres primeros fueron pitados en el arrastre. Algo permitió más el segundo de rejones, pero también se refugió en tablas.

Pablo Hermoso de Mendoza, esta tarde, nos hizo recordar aquel concepto del maestro João José Zoio: “entre más débil sea el enemigo, más ventajas hay que darle”. Y es que esta tarde no fue el caso: le puso tres rejones agresivos a un toro muy parado y manso que se defendió una barbaridad.

Destacó la actuación del caballo arabizado con el que recibió, y buenos pasajes con un tordillo rodado con el que hizo galopes a dos pistas con la cara hacia fuera. Mató mal, descargando dos golpes de descabello.

Con su segundo, se recordaron las palabras de Carlos Raimundo a uno de sus alumnos: “en México no necesita usted usar rejones, sólo farpas, porque el toro de aquí es manso”. Con un sólo rejón de castigo habría quedado en su punto un toro anovillado que enfrentó, recibiendo con una yegua que si bien protestaba en ocasiones (por aquello del piquete de árabe que tiene la jaca), se quitó sin mayor complicación y torerismo una arrancada de la res.

Hubo pasajes buenos, como dos banderillas de frente y otras tantas a pitón contrario en lomos de un retinto poderoso. Mató de manera defectuosa y el premio que recibió fue generoso.

Nadie pensaba que Zotoluco le hubiera pegado pases, y no sólo eso, le hubiera hecho faena a un toro complicadísimo, con guasa, que se orientaba. Sólo el magisterio de Zotoluco hizo el milagro de que el animal repitiera las acometidas, en principio, deslucidas, y luego, un poco más humilladas, claro, apenas, aunque sabía que algo había detrás de la muleta, por lo que le probaba y le medía. Le dio a la res la medida justa de distancia, y le pegó los pases precisos, haciendo una faena vibrante y emocionante que puso de acuerdo al tendido. Anduvo erràtico con el acero y eso le impidió pasear algún trofeo.

Su segundo, sin malas ideas, pero igual de manso y deslucido, lo recibió valientemente con tres largas de rodillas en tablas, y tuvo mérito el ir convenciendo al astado para que siguiera el engaño luego de recibirlo también de hinojos. El trasteo fue de menos a más y nuevamente la gente se le entregó, que pidió con mucha fuerza los trofeos luego de un pinchazo y feo golletazo, sólo que el juez exageró en el premio.

Ignacio Garibay en esta ocasión se fue de vacío, porque enfrentó dos astados de muy escaso contenido. El primero fue un bicho parado y muy complicado como lo fue el segundo del encierro, para banderillear. Estuvo tesonero y sólo apenas se pueden apuntar algunos naturales rescatables.

Su segundo enemigo, un animal basto y feo de hechuras, fue complicado de salida como también para banderillearlo, y con la muleta, con la res sosa y parada, estuvo voluntarioso intentando arrancarle los pases, logrando el reconocimiento con algunos muletazos rodilla en tierra. Señaló un pinchazo y entera caída, quedándose sólo con el sabor de la entrega del público.

El niño Michelito Lagravere estuvo voluntarioso con un becerro más hecho que los que ha enfrentado en este coso anteriormente, y trazó verónicas sentidas. De muleta, con un animal que regaló dos tandas para después distraerse y desentenderse de lo que tenía frente a él, tuvo buenos momentos que la gente le coreó con fuerza. Mató mal y quedó en ovación su labor.

Ficha

Corrida extraordinaria. Dos tercios de entrada en tarde soleada y apacible. 6 toros de Bernaldo de Quirós: desiguales en presentación, algunos sin remate, y descastados en general. Y un eral de la misma ganadería (7o.) Pesos: 480, 520, 480, 460, 480, 500 y 280 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Ovación y dos orejas. Zotoluco (burdeos y oro): Ovación y dos orejas. Ignacio Garibay (grana y oro): Palmas y ovación. Michelito Lagravere (rosa y oro con remates negros): Ovación.

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