En lo que fue la única novillada y el cerrojazo de la feria de León, Juan Pablo Sánchez resultó triunfador al cortar las dos orejas de su primero, en una tarde en la que alternó con los locales José Pedro Rodríguez y Miguel Alejandro, ante novillos de Marrón.
Juan Pablo ha demostrado estar muy puesto toda la tarde, pues saludó a “Zapatero” con lances a la verónica proyectando sitio y largueza, para luego echarse el capote a la espalda y ejecutar un limpio quite por gaoneras.
Los inicios de su trasteo fueron pegado a tablas, en donde de hinojos marco los muletazos firmando con el de pecho. Al cambiarse la muleta a la mano izquierda, el menor de la dinastía Sánchez corrió la mano con técnica y oficio, para luego tomar nuevamente la sarga con la derecha y cuajar una serie en la que quebró la cintura, toreando en un palmo de terreno.
Como colofón de su labor instrumentó ajustadas manoletinas que de tan cerca, los pitones rozaron el vestido. Al tirarse a matar se atracó de toro, sepultando el acero totalmente, para que, con la aprobación del público, paseara las dos orejas.
Lejos de conformarse, Juan Pablo Sánchez salió a buscar un nuevo triunfo con el que cerró plaza, por lo que lo recibió con dos largas cambiadas, aunque las verónicas no calaron hondo pues el novillo manifestó sosería.
El astado obligó a Juan Pablo a tirar y aguantar en una faena que se confeccionó con series por ambos lados y la que por momentos se vio en apuros, pero también en la que demostró que ya está para cosas mayores; lamentablemente se puso pesado con el acero escuchando un aviso.
El leonés José Pedro Rodríguez saludó al primero de la tarde con dos largas cambiadas; ejecutó buenas verónicas que remató con un bello farol de rodillas, para después quitar por gaoneras.
Durante su faena bajó la mano para instrumentar derechazos de buena factura; con una vitolina se cambio la franela a la izquierda y con ésta logró el toreo en redondo. Al torear por bernadinas fue prendido sin consecuencias.
Finalizó con una serie por dosantinas y otra por manoletinas para finiquitar con una estocada defectuosa pero con mucha voluntad. Como premio a su labor recibió una oreja.
Con su segundo enemigo estuvo muy voluntarioso, sobretodo cuando intento recibir en los medios con una larga que no logró debido a que fue arrollado. El de Marrón presentó complicaciones que acusaron la falta de sitio del torero, que sin embargo expuso el físico en todo momento; mató de dos pinchazos y una estocada desprendida escuchando leves palmas.
Miguel Alejandro se presentó ante sus coterráneo recibiendo a su primer enemigo toreando a la verónica, previa larga en la que salió apurado.
Inició su faena con muletazos por alto e instrumentó varias series por derechazos. Con la mano izquierda los naturales fueron de calidad, así como los adornos entre los que destacó un molinete invertido. Cuando intentaba pegar dosantinas fue volteado sin mayores consecuencias.
Después de pinchar, consiguió una estocada entregándose en la suerte. El público lo sacó al tercio y él se robó la vuelta al ruedo.
Perece que Miguel Alejandro atesora esa misteriosa conexión con los tendidos y por ello con el segundo de su lote logró una faena llena de voluntad, en la que si bien dejó ver su poco rodaje, también demostró que tiene condiciones para, si se le enseña a torear, caminar por esta difícil profesión.
Su labor fue meritoria y la coronó con una estocada en la que la falta de técnica fue sustituida por mucha voluntad. Como resultado logró arrancar una oreja, premio al esfuerzo realizado.
Ficha Novillada de feria en la palza "La Luz", de León. Un cuarto de entrada. 6 Novillos de
Marrón, disparejos en presentación y juego. Pesos: 398, 393, 420, 430, 410, y 412 kilos.
José Pedro Rodríguez (azul cielo y oro): Oreja y leves palmas.
Miguel Alejandro (verde esperanza y oro): Al tercio y oreja.
Juan Pablo Sánchez (lila y oro): Dos orejas y palmas tras aviso.
Juan Pablo Sánchez salió a hombros.