Triunfal resultó la segunda corrida de la Feria de Tlaxcala, pues El Zapata, Fermín Spínola e Israel Téllez, cortaron dos orejas por coleta y salieron a hombros, acompañados por el ganadero de Piedras Negras, vacada que fue homenajeada el día de hoy.

En verdad que la celebración de los 140 años de Piedras Negras fue exitosa y pudo haberlo sido más si todas las faenas se hubiesen redondeado con el acero.
 
Con el tipo y comportamiento característico de esta casa ganadera fue el primero, al que Uriel Moreno sólo alcanzó a darle dos lances, pues el toro se acalambró, como ocurre generalmente se compuso después del puyazo. El Zapata, tras clavar dos buenos pares de garapullos, brindó al candidato electo y ganadero, Mariano González Zarur.
 
Doblones toreros y tersos antecedieron al toreo circular con la derecha, teniendo que mandar mucho ya que el toro con codicia se revolvía pronto, pero por el lado izquierdo respondió menos. Un pinchazo arriba antes de acertar con la tizona no impidió la concesión de una oreja.
 
Bonito fue el cárdeno ojalado que Uriel enfrentó en segundo lugar; entre los tres clavaron banderillas para ser aplaudidos. Los efectos del castigo se notaron y el diestro tuvo que darle al toro su tiempo para sacarle partido; lo raro fue que pinchó varias veces y recurrió al descabello, escuchando palmas cuando ya le habían sonado un aviso.
 
Decidió regalar uno que desentonó por terciado, no así por la bravura pues permitió ver un emotivo puyazo en todo lo alto, a cargo de César Morales. El Zapata realizó un trasteo con deseos aunque carente de limpieza, esto lo superó al colocar un espadazo de los suyos y cortar la oreja.
 
Con suavidad y a pies juntos lanceó Fermín Spínola a "Jumao", que fue su primero, al que le bajó la mano en las chicuelinas y pareó con regular lucimiento. El toro obedecía los toques de muleta, así Fermín hilvanó series derechistas y naturales en su labor coreada de contínuo; la estocada fue fulminante haciéndose acreedor a dos apéndices, mientras el toro fue ovacionado en el arrastre.
 
Al quinto lo lanceó con discreción y después invitó a sus compañeros para banderillear; Fermín tuvo otro buen toro al que aprovechó, no pudo redondear la faena por pinchar, y luego dejó el acero "arrinconado" para terminar con la vida del burel escuchando palmas.
 
Ganando terreno veroniqueó Israel al tercero rematándolo en los medios, luego que le dosificaron el castigo y volvieron a parear los tres, matadores, vimos a este torero una faena con temple y dimensión por los dos pitones. Hundió el acero casi en su totalidad para cortar las orejas y pasearlas en compañía del ganadero.
 
El sexto fue regular; sin embargo Israel empezó bien de muleta con buen trazo; después de un desarme cambió el panorama pues la labor se tornó destemplada, que aunada a los fallos con el acero terminó en un aviso.