Una corrida con tinte dramático seguido de triunfos, se vivió al ser herido de gravedad El Cuate Espinoza cuando entraba a matar a su primer toro, por lo que el festejo se convirtió en un mano a mano entre Zotoluco y Rafael Ortega, que cortaron sendos rabos.

Fueron momentos angustiosos los que sucedieron al percance, pues el torero herido se llevó de inmediato las manos al muslo derecho donde brotaba impresionante hemorragia, que él mismo quiso contener mientras llegaban las asistencias.

Lo trasladaron al Hospital Betania de esta ciudad, donde al momento de escribir esta crónica (12:30 a.m. de este sábado) se hallaba aún en cirugía.

El Cuate mostró desde un principio sus deseos de triunfo al abrirse de capa toreando con ritmo a la verónica y en un ceñido quite por chicuelinas. Su decisión quedó manifiesta en los péndulos de inicio, que precedieron a una faena de entrega, en la que toreó sobre ambas manos con verticalidad y temple, a un toro bravo que no permitía errores.

Bien preparó la suerte de matar y en el embroque el toro lo prendió en el muslo derecho, hiriéndolo al parecer en la safena. Zotoluco mató al toro de dos pinchazos y estocada concediendo la autoridad una oreja que fue entregada a la cuadrilla.

Antes en el que abrió plaza al que Eulalio pasó con un puyazo, destacó su toreo con la derecha colocándose correctamente, pudiendo incluso ligar hasta tres circurrets,  buscando variedad; aprovechó cada embestida teniendo bien ganado algún premio, que no llegó por haber pinchado y tuvo que conformarse con las palmas que le tributaron.

Se cumplió lo de que no hay quinto malo; en efecto este toro de nombre "Candidato", empujó con bravura bajo el peto, su fijeza y recorrido lo hizo merecedor de la vuelta al ruedo. Eulalio le instrumentó una faena derechista, con gran temple y ligando en un palmo de terreno, dos muletazos en redondo.

Después sacrificó la pulcritud por espectacularidad, matando de estocada rinconera, tras la cual apareció con prontitud en el palco del juez el pañuelo verde concediendo las orejas y el rabo; el diestro recorrió el redondel acompañado del ganadero José Arturo Huerta y su hermano Reyes Huerta.

Para que en el mano a mano quedaran a mano, el señor juez se sacó de la manga un rabo para Rafael Ortega, del burel más chico que se dolió en varas, corrido en sexto lugar. El torero siempre complaciendo a la masa, realizó labor empeñosa en los tres tercios aunque con poco contenido, rematando con una estocada delantera. Mientras recorría la circunferencia le protestaron el rabo teniendo que dejarlo.

Buen toreo de capa realizó Rafael en su primero que recibió solo un puyazo, con lucimiento cubrió el segundo tercio; luego su trasteo con poco reposo y adornos en exceso, tras un espadazo delantero, fue premiado con una oreja protestada que también tiró al dar la vuelta.

Con el cuarto estuvo por el estilo, además el burel no ofreció condiciones para lucimiento, y así las cosas Ortega escuchó algunas palmas al finiquitarlo.