La Corrida del Gobernador fue un éxito popular, con la plaza llena y un entusiasmo desbordante por parte de la gente, que vibró de emoción –y también de miedo– a lo largo de un festejo accidentado, donde el arrojo de los rejoneadores y los tres grupos de forcados cautivó a los presentes.

Y no fue para menos, pues el primer toro de la tarde, del hierro de Puerta Grande, le puso las cosas muy cuesta arriba a Jorge Hernández Gárate, que resultó fuertemente golpeado contra las tablas y resultó herido "Mano Negra", su caballo de salida.

El potosino no se vino a menos con este percance, sino que volvió a la cara para enmendar la plana en una faena recia que tuvo sus mejores pasajes montando "Valladolid", que se ha convertido en otra de las estrellas de su cuadra.

De esa manera solventó con arrojo el genio que tenía el toro, al que clavó banderillas con mucha exposición en distintos terrenos. Una primera oreja llegó a sus manos tras haber colocado un rejón contrario, lo que le devolvió la confianza para enfrentar al cuarto, un toro de Chinampas, alto y con un amplio pecho, que embistió con más son a las cabalgaduras.

Y cuando estaba formando un alboroto sobre "Rafaelito", el ágil caballo palomino, resbaló en los medios y cayó de costado, casi de frente al toro, que en su inercia brincó al caballo y le dio un alarmante golpe al torero en el pecho y parte de la cara.

Las asistencias se llevaron a Jorge desmadejado a la enfermería, de donde regresó maltrecho y dolorido para terminar de clavar banderillas con una entrega mayúscula, con el público entregado a su valor y esa casta que hoy le granjeó una triunfo muy significativo.

Mató de pinchazo y un rejón en todo lo alto para tumbarle dos orejas y un rabo al toro, en medio de la felicidad del público que lo aclamó en la vuelta al ruedo, misma que dio en compañía de José Vicente, forcado que hizo una magnífica pega, miembro del grupo de la Tertulia Tauromáquica Tercereinse, que vino desde las Islas Azores a cumplir con este compromiso.

Esta actuación de Jorge redondeó una Feria de Zacatecas importante, pues se mostró más cuajado y con agallas para seguir escalando peldaños en la profesión, preparado para compromisos como el de hoy, donde se jugó el físico sin reserva.

Sus compañeros de cartel hicieron distintas faenas con diferentes resultados, siendo Andrés Rozo el que sacó mayor partido a la actitud benévola del juez de plaza, que le concedió dos orejas del tercer toro no obstante que el toro se echó antes de que el caballista colombiano hubiese podido entrar a matar.

Y como acabó finiquitándolo de golpes de descabello, la gente sintió que debía ser premiado, pero quizá sin el exceso de dos apéndices si se considera ese hecho que se relata. Tanto a pie como a caballo, las orejas se consiguen toreando con entrega y reciedumbre y se cortan con los aceros, más aún tratándose de una plaza monumental como es la de Zacatecas.

Al margen de esta circunstancia, cabe decir, a favor de Andrés, que trató de hacer las cosas bien delante de un toro cornipaso, de Puerta Grande, que se defendió y pegaba arreones. Lució mucho montando a "Camino", con el que hizo el "terra a terra" antes de ir a la cara para clavar con enjundia y mucho tino.

Cuando no se amilanó para salir a torear al sexto, un toro de Pozo Hondo, al que no debió darse suelta para evitar ser toreado de capote, ya cuando la arena comenzaba a presentar charcos grandes debido a la fuerte tormenta que se desató.

El segundo espada del cartel, José Ignacio Corral, sorteó un lote muy complicado y aunque no terminó de redondear ninguna de sus dos faenas, mostró detalles que agradaron al público, siendo su labor con el quinto, un toro de Espíritu Santo, con el que le pisó el terreno para clavar banderillas hasta que acabó cortando una oreja tras darle muerte de un rejón trasero que provocó una larga agonía.

El grupo de forcados portugueses de la Tertulia Tauromáquica Terceirense, que debutaban en suelo azteca, lo pasaron canutas al hacer la pega al toro que abrió plaza, porque fue sumamente violento y no permitió, sino hasta el tercer intento, que un forcado de tez morena, llamado Nelson Furcado, que vino a sustituir al primera, se agarrara a los pitones con mucha determinación.

Asimismo, en el cuarto volvieron a calentar el ambiente con una excelente pega al primer intento, misma que corrió a cargo de José Vicente. Y en el mismo tenor de importancia fue la pega que cuajó Maximiliano Morales, de los Forcados Mexicanos, porque templó la embestida con una gran suavidad y desmayo de brazos al momento de cogerse de los pitones, de manera artística.

Los Forcados Mazatlecos también le echaron valor y fue Noe Vega el que no se rajó para hacer una pega valerosa al segundo intento, lo que también encendió al ánimo del público que disfrutó mucho una tarde plagada de emociones.