En una corrida accidentada por la falta de una cuadra de caballos adecuada, pasando por el protagonismo del juez de plaza, sendos tumbos,multas, amenaza de detención para los varilargueros y para terminar un toro inutilizado al desprendérsele una pezuña, los diestros Rafael Ortega y Arturo Macías se erigieron triunfadores tras el corte de una oreja cada uno, en la última corrida de la temporada en Mérida
Pero vayamos por partes. De entrada se dirá que para el cerrojazo de la temporada en la Monumental de Mérida se escogió toda una corrida de toros de la ganadería de Marrón, que incluso llevó un astado de 622 kilogramos, de juego desigual. Así entonces, no todo fue un despropósito.
Luego del anuncio de suspensión del festejo por parte del usía Ulises Zapata al doblar el segundo de la tarde, tras argumentar -megáfono en mano- que los picadores se negaban a salir a picar ,la corrida fue a más, con el corte de las orejas mencionadas, una actuación digna de El Pana y la respuesta de unos enrazados picadores que sacaron la casta hasta terminar ovacionados, caso de Fermín Salinas, quien sacó la cara por sus compañeros, quienes no quisieron cargar con el atropellado festejo.
Decíamos pues que el problema inició al caer el segundo. La empresa encabezada por Roberto González no llevó una cuadra adecuada. Sólo había dos caballos y al caer el primero de la tarde, uno terminó con una leve cornada, lo que ocasionó que para picar al segundo sólo hubiera una cabalgadura.
En el colmo de los males, el picador Pedro López recibió un aparatoso tumbo que lo mandó al callejón, en el segundo de la tarde, por lo que la corrida se quedó sin varilargueros en el ruedo. El resultado: que ese el primer toro de Rafael Ortega, poderoso e incómodo desde el capote, se quedara "crudo", sin picar, ¡vaya!, lo que encendió los ánimos en el patio de cuadrillas con los de aupa inconformes, ante la falta de herramientas para el desempeño de sus labores.
Pero el juez de plaza, que permitió tal anomalía antes de iniciar el festejo, se tomó la "puntada" de dar un discurso de cerca de un minuto, para determinar la suspensión de la corrida y en otro error, ofrecer que se devolvería el importe de las entradas, cuando ya había doblado el segundo toro en la plaza.
Al final, los picadores echaron para adelante, para dar paso a una entretenida corrida -con un solo caballo en el tercero y dos a partir del cuarto tras empetar al herido- que, ya entrando en lo artístico, diremos que resultó entretenida, con momentos sobresalientes gracias al pundonor de Arturo Macías, el profesionalismo y constancia de Rafael Ortega y la disposición de Rodolfo Rodríguez "El Pana", que terminó por aportar su cuota con su deslucido segundo.
Quien le puso el cascabel a la corrida, insistimos, en lo artístico, fue el hidrocálido Arturo Macías, tras una riñonuda faena con el que hizo tercero. Confirmando su buen momento, terminó por imponerse en una labor valiente con un toro que si bien tenía calidad, sabía lo que se dejaba atrás y con el que entonces "había que estar".
Y se puso. La faena entonces fue de valía,tras una demostración de quietud, con el torero siempre para adelante desde el inicio, ya con ajustadas gaoneras y posteriormente iniciando de hinojos en plena boca de riego, para luego destacar por derechazos, aguantando arreones. Sin duda, una oreja de peso.
Su segundo se inutilizó cuando caía la noche al desprendérsele la pezuña de la pata izquierda, por lo que todo quedó en el intento.
El otro triunfador fue Rafael Ortega. En el toro de la polémica, poco pudo lograr al enfrentar a un burel con romana, pero que decíamos, se quedó crudo en varas, por lo que vanos fueron los intentos por 'meterle mano'.
Lo mejor de su actuación llegó con su segundo, un toro gazapón con el que lució en banderillas tras un par al violín en el que expuso. Con la muleta, tras porfiar con el morito que no se prestaba para mayores empresas destacò su perseverancia.
Ortega, siempre profesional, le buscó las vueltas a su enemigo, sin chabacanerías, hasta consumar un proyecto de arrimón, metiéndose en la cuna, sin más resultado que el reconocimiento de los aficionados por sus ganas de agradar. Tras un espadazo desprendido que hizo doblar al toro sin puntilla, le otorgaron una oreja.
Y por lo que toca a Rodolfo Rodríguez "El Pana", alcanzó sólo algunos detalles con el toro de más calidad de toda la corrida, pero al que prácticamente se acabaron en varas. El castaño, de impresionante estampa y ya disminuido, dio apenas para una faena entre intermitencias, con algunos detalles artísticos de mención, tras derechazos espaciados y un monumental trincherazo. Al final, el diestro tlaxcalteca terminó por darse una vuelta por su cuenta, entre división de opiniones.
Con su segundo destacó por su entrega, aunque habrá que reprochar su declinación a culminar el tercio de banderillas, tras descubrir que el toro no se prestaba. Sin más dejó tras colocar un primer par, que la peonería completara su encomienda.
Con la muleta, terminó finalmente por poner la cuota con un toro que se quedaba corto y con el que lo intentó. Destacó entonces en derechazos de buena factura, una tanda de ayudados por alto y, para terminar, una copia de su primer trincherazo, pleno de torería y plasticidad. Al final se lo agradecieron.
Ficha Mérida, Yucatán. Ùltima corrida de temporada. Tres cuartos de entrada. 6 toros de
José Marrón, de excelente presencia y juego desigual, destacando el primero por su calidad.
Rodolfo Rodríguez "El Pana" (gris y azabache): Vuelta entre división de opiniones y palmas.
Rafael Ortega (grana y oro); Silencio y una oreja.
Arturo Macías (pistache y oro): Oreja y palmas. El picador
Pedro López fue multado tras el exceso de castigo al primero y
Fermín Salinas, ovacionado. En un acto de protagonismo, el juez de plaza,
Ulises Zapata utilizó el megáfono en dos ocasiones, para anunciar la multa al picador
Pedro López y posteriormente, la suspensión del festejo que, creando polémica en la plaza y reclamos a los varilagueros.