Los novilleros Javier Castro y Juan Pablo Llaguno se convirtieron en los triunfadores del segundo festejo del Serial Novilleril de la Monumental Zacatecas al cortar una oreja, en tarde donde además Diego Emilio dejó constancia de su buen paso, aunque la espada lo privó de cortar algún trofeo.
La tarde que volvió a registrar una buena entrada en los tendidos numerados del coso de cantera vivió diversos matices al tener a tres novilleros de diferente sello, por un lado la raza puesta por Diego Emilio que mostró su toreo de corte artístico y que además se entregó sin miramientos en sus dos faenas.
Javier Castro tuvo buenos detalles sobre todo con su primero, aunque con el segundo perdió la brújula mostrándose por debajo de las condiciones y opciones que le ofreció el de Santa Fe del Campo.
La expectación que generó la presentación de Juan Pablo Llaguno tras una fructífera campaña en España se cumplió con creces pues pudimos ver a un joven sobrado y poseedor de una técnica del toreo que gustó y convenció.
El primero en salir al ruedo fue "Legionario", de 366 kilos que correspondió en suerte a Diego Emilio, que saludó con larga cambiada de rodillas para después ligar unas chicuelinas, tras la suerte de varas se adornó con un vistoso quite por gaoneras.
Brindó su faena al respetable para iniciar con muletazos por alto en la cercanía de las tablas, caminando hasta los medios para ligar dos tandas de mucho poderío por pitón derecho, y una más por el izquierdo, de ahí siguieron otros buenos detalles ante un novillo que se fue quedando; concluyó con manoletinas para después en la suerte suprema ser prendido sin mayores consecuencias, acertó al segundo intento con la espada corta para después de un aviso salir al tercio.
"Zapito", de 410 kilogramos, fue el segundo de su lote con el que nuevamente se mostró con facultades tanto en el capote como con la muleta, en una faena de buenas hechuras en los que también destacaron tandas de recorrido y transmisión por ambos pitones, aprovechando así la potabilidad del ejemplar, con la espada no pudo coronar su actuación; sin embargo, tras la petición del respetable dio una vuelta al ruedo.
"Jamaiquino", de 377 kilogramos, fue el primero del lote del novillero hidrocálido Javier Castro, que con el percal saludó con larga cambiada de rodillas, destacando con el capote un quite por gaoneras que no pudo lucir en su totalidad debido a las fuertes ráfagas de viento.
En su faena de muleta, Castro por momentos se mostró muy asentado, templando y corriendo la mano por el derecho, los pasajes tuvieron mucho peso sobre todo porque cuando entendía la distancia y los procedimientos la afición le coreaba su labor. Tras una estocada defectuosa se le concedió una oreja que le fue protestada.
El quinto de la tarde "Bodeguero", de 363 kilos, y segundo del lote de Castro, uno de los novillos más potables del encierro con el que poco pudo mostrar, la faena fue de altibajos viéndose siempre atropellado y superado en los terrenos del toro; falló con la espada para escuchar ligeras palmas.
"Bandolero", de 416 kilos fue el novillo con el que se presentó en esta tierra como novillero Juan Pablo Llaguno, quien se mostró asentado desde el saludo capotero hasta su faena con la muleta, ligó muletazos con transmisión, y temple, pensando siempre lo que vendría y lo que el novillo podría ofrecerle, haciendo de esta una faena con importantes detalles artísticos, con la espada no estuvo certero por lo que sólo escuchó la ovación del respetable en el tercio.
El que cerró plaza llevó por nombre "Minero", de 380 kilogramos, un dije en cuanto hechuras y opciones que a cabalidad aprovechó Llaguno, con el capote se abrió con mucha cadencia por verónicas con ritmo y son que remató soltando la punta del capote. El quite con el mismo tenor de la calidad fue por chicuelinas cerrando así su labor con el percal.
Brindó la muerte de su novillo al matador de toros Manolo Arruza, y ya e su faena aprovechó las condiciones por ambos pitones, series con mucho temple siempre rematadas con detalles de pinturería. Nunca ahogó al novillo por el contrario encontró el punto para darle la distancia y el tiempo y así sacar hasta el último muletazo que le ofreció, una faena que entonces tuvo además de la continuidad la variedad y sobre todo esa clase que posee Llaguno, con media ración de acero el novillo cayó sobre su cama de arena para así llevarse una oreja ganada a ley este joven que avizora un camino prometedor.