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Arturo Macías y su sentido del espectáculo (video)

Domingo, 11 Ago 2013    Tijuana, B.C.    Juan Antonio de Labra | Foto: Pelayo           
Tras cortarle las dos orejas al sexto de la tarde
El mano a mano entre Alejandro Amaya y Arturo Macías en Tijuana vivió diversos pasajes de interés, y al final del festejo el hidrocálido se impuso al cortar las dos orejas del sexto ejemplar de la tarde, luego de un gran despliegue de entrega, que contrastó con la mala suerte del tijuanense en el sorteo, que hizo el esfuerzo para mostrar detalles de su refinado estilo ante toros a contraestilo.

La corrida comenzó sin demasiada emoción porque el toro que abrió plaza fue tan dócil como flojo, y Amaya bosquejó una faena medida y suave, con pulso en la que buscó afianzar, sin conseguirlo, las pezuñas del de Cerro Viejo a la arena.

Minutos después, Macías no desaprovechó el tiempo y recibió al primer toro de su lote con dos largas cambiadas de rodillas y luego toreó de rodillas a la verónica, en un inusual saludo capotero que caldeó el ambiente.

El quite combinado mantuvo el tono de intenciones y también la faena, en la que toreó suavemente por ambos pitones, aprovechando la clase de un toro reunido, corto de manos, y descolgado, cuyas hechuras contrastaron con las del ejemplar anterior.

Cuando el entusiasmo de la gente había alcanzado sus mejores momentos, Macías remató la faena con una ajustadas bernadinas a las que siguieron tres amargos pinchazos y la posibilidad de tumbarle dos orejas al toro.

Amaya intentó retomar el hilo de su actuación plantándole cara al tercero, un toro complicado, que se venía con fuerza, echando el pecho por delante, y el tijuanense aguató con valentía aquellas descompuestas embestidas toreando en la línea e intentando taparle muy bien la cara para poderle, en una faena auténtica, con oficio, que no pudo dar muerte con prontitud.

Macías volvió a echar mano de sus recursos y sentido del espectáculo para buscar el triunfo con el cuarto toro, que fue un ejemplar con mucha movilidad y transmisión que exigía y fue a más. Aunque la faena no tuvo demasiada estructura, nunca abandonó el sendero de la emoción. El hidrocálido mantuvo la conexión con la gente y, de haber estado fino con la espada, hubiera cortado dos apéndices.

El quinto fue un toro que tampoco colaboró a las intenciones de Amaya, que mantuvo la cabeza fría y no se dejó contagiar por la ausencia del triunfo. Y poco a poco, a base de colocación y oficio, le robó muletazos meritorios hasta que el público terminó de comprender que el torero de la tierra no esquiva la responsabilidad y sabe que es importante estar bien aquí, como aquel día de su importante encerrona en este plaza, hace casi tres años.

Cabe señalar que Alejandro brindó la muerte de este ejemplar a la memoria de doña Chonchita, la esposa del maestro Giraldés, fallecido recientemente, en un gesto que lo honra como persona.

Faltaba el triunfo grande, que sobrevino en el sexto cuando Macías se puso la meta de salir a hombros y lo consiguió, no obstante que ese toro se vino arriba en banderillas y sacó genio. A pesar de ello, el hidrocálido hizo lo indecible por arrimarse con ese carisma ten peculiar, con el público a favor, coreándole todo cuanto hizo, compenetrada con su forma de expresar el toreo.

De mitad de faena hacia adelante, Arturo no dejó de entregarse en medio de la algarabía colectiva de un público ávido del triunfo, que ahora sí se materializó cuando el torero se fue derecho detrás de la espada y la sepultó en todo lo alto.

El toro tardó en doblar y hasta la larga agonía, que el torero supo vender, contribuyó a que la alegría se manifestar con más fuerza, y fue así como cortó dos orejas que le devolvieron sentido al conjunto de una actuación muy acorde con su concepto del toreo.

Ficha
Tijuana, B.C.- Plaza Monumental de Playas. Cuarta corrida de la temporada. Unas tres mil personas en tarde agradable. Seis toros de Cerro Viejo, parejos en presentación y buenos en su conjunto, salvo el 1o., que fue flojo, y el 6o., que desarrolló genio. Alejandro Amaya (negro y azabache): Silencio, palmas y oreja. Arturo Macías (grana y oro): Vuelta, silencio tras aviso y dos orejas. Incidencias: Destacó en varas el picador Efrén Acosta hijo. El sobresaliente fue el matador César Ibelles, que no intervino en quites.


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