El novillero portugués Joaquín Ribeiro "El Cuqui" fue el máximo triunfador del sexto festejo en la plaza "San Marcos", de Aguascalientes, que registró otra buena entrada, mientras que Efrén Rosales también logró tocar pelo en esta tarde.
Al revisar el paso de toreros portugueses por los ruedos de Aguascalientes, encontramos necesariamente nombres muy importantes como los de Manolo Dos Santos, Víctor Mendes y Pedrito de Portugal. Sin embargo, allá el 29 de noviembre de 1970 la plaza de toros "San Marcos" fue el escenario para la alternativa de Óscar Rosmano, otro torero portugués que por mucho es menos conocido que los anteriores. Hoy nuevamente el añejo coso de la calle Democracia ha presenciado el sólido triunfo de un chaval de aquella tierra.
Grata impresión ha causado el joven portugués Joaquín Ribeiro "El Cuqui". Con el tercero de la tarde presentó sus intenciones al caminar hasta los medios y recibir a su enemigo con una larga cambiada; continuó con vistosas chicuelinas aderezadas con un torero remate. Después de quitar por gaoneras, clavó con espectacularidad las banderillas.
Ante un astado bravo, la faena se caracterizó por su bien pensada estructura, series por ambos pitones en las que el empaque y la solvencia fueron coronadas por una estocada de efectos mortales que le redituaron en una oreja de peso.
No conforme con el trofeo en la espuerta, repitió sus maneras al recibir quedándose en los medios para clavar las zapatillas y ejecutar cadenciosos lances; nuevamente colocó el segundo tercio con tal determinación que en el tercer par fue prendido sin consecuencias.
Su labor con la franela afianzó su bien torear, aprovechando la potabilidad del novillo, por momentos pareciera que lleva ya mucho tiempo en esto denotando una gran capacidad para diseñar en el momento una vistosa faena, nuevamente mató con efectividad y asegundo cortando un apéndice más.
Con su primer astado, el hidrocálido Efrén Rosales tuvo una intensa participación, tres largas pegado en tablas, verónicas y un ajustado quite por gaoneras que remató con una brionesa de pintura.
Con la tela roja y ante otro buen novillo, dimensionó interminables series por ambos pitones en las que la inventiva, el carisma y la valentía se hicieron presentes, el momento de mayor lucimiento fue cuando el espigado novillero ejecutó lentos y bien dimensionados naturales. Lamentablemente y cuando ya tenía el triunfo en la mano falló con la espada, después de un aviso saludó en el tercio.
Con su segundo enemigo, Rosales salió dispuesto a todo, aunque no se acomodo del todo con el capote intentó agradar desde un principio, con la muleta expuso el físico hasta arrancar varios muletazos en los que los alamares fueron rozados por las astas; incluso, en varias ocasiones fue alcanzado por el enrazado novillo, sin embargo también la raza del joven salió a flote, después de tirarse a matar con el corazón por delante recibió como premio un trofeo.
La presentación de Juan Pedro Moreno no ha sido lo que él mismo hubiera querido, al menos en lo que a trofeos se refiere, sin embargo con sus dos enemigos el poblano mostró su bagaje en los ruedos, el que abrió plaza presentó algunas dificultades en la embestida; no obstante y con oficio logró arrancar algunos muletazos de valía.
Con el cuarto de la tarde, el menudo novillero intentó nuevamente proyectar a los tendidos. Ante un astado fuera de tipo, realizó una faena en la que la ligazón lamentablemente no llegó; después de porfiar escuchó palmas.