El festejo final de la temporada de Arroyo fue muy elocuente por varias razones. En primer lugar, porque el espectáculo se fundamentó en la magnífica presencia de los novillos. Y a partir de entonces, todo cuanto se hace en un ruedo cobra importancia. Acto seguido, porque el público valoró en toda su extensión la lidia y disfrutó de una forma de picar los toros pocas veces vista, ya que al tratarse de un concurso de ganaderías, los ejemplares de cinco hierros distintos fueron colocados al caballo de largo y varias ocasiones.
El novillo de De Haro ratificó el buen momento por el que atraviesa esta ganadería tlaxcalteca, a veces denostada por los toreros. Hoy, a más de alguno, le hubiese encantado ponerse delante del ejemplar que abrió plaza, un cuatreño de mucha clase al que le sobró, si acaso, haber acudido al tercer encuentro con el picador.
No obstante, en la muleta sacó un gran fondo de calidad por el pitón izquierdo, lado por el cual el leonés José Pedro Rodríguez consiguió sus mejores momentos. A base de colocarse en la distancia y pulsear mucho las embestidas, toreó con temple y suavidad en una faena que vino a menos al prolongarla de manera innecesaria.
Si el novillo de De Haro fue del mayor regusto para el toreo, el de Autrique, lidiado en tercer lugar, tuvo una bravura significativa en varas y fue el más destacado en este sentido para el rigor de cualquier ganadero. Sin embargo, el temperamento que mantuvo durante el primer tercio, a mitad de la faena lo trocó en genio y terminó embistiendo con violencia.
Pues Jaime Ruiz, que no lo vio claro con el capote, le plantó cara decididamente con la muleta, y fue entonces cuando conectó de inmediato con el público. El novillero de Apizaco confirmó su valor y su acusada personalidad. A pesar de su verdor, le paró pies al de Autrique y emocionó mucho a la gente cuando abrochó la faena con una escalofriantes bernadinas en las que se pasó muy cerca los pitones del novillo. Mató de una estocada eficaz, en la que se echó encima del morillo, y cortó una merecida oreja, solitario premio de una tarde muy interesante.
Juan Solanilla pechó con un novillo muy complicado de Huichapan y no terminó de entenderlo, pues abusó de citarle con la muleta muy adelantada, cuando éste se la pedía un poco más atrasada debido al poco recorrido que tenía. Es verdad que el ánimo del colombiano nunca decayó, y siempre intentó hacer todo con firmeza. Como mató de una estocada habilidosa saludó en el tercio. De su actuación sobresalió, básicamente, la actitud demostrada, y la seguridad que proyecta cuando camina sobre la arena.
A Luis Conrado no se le notan las treinta y tantas novilladas que tiene toreadas. Es innegable que posee un valor espartano, pero ya es momento de desarrollar mayor capacidad lidiadora delante de los novillos, porque así le van a seguir tropezando. Y es que el ejemplar que le correspondió, perteneciente a la ganadería de El Batán, fue más que manejable. Embestía con nobleza por el pitón izquierdo, y sólo en contados pasajes, Luis consiguió el acoplamiento. La valeros larga cambiada de rodillas que le dio a porta gayola, se difuminó conforme transcurrieron los minutos.
El otro colombiano del cartel, Fernando Alzate, enfrentó un novillo de Murillo Vega Hermanos que fue reservón, y cuya única virtud era emplearse una vez que se sentía provocado. Y esta transmisión le permitió a Fernando ligar algunos muletazos muy jaleados por la gente, cuando le dejó la muleta en la cara y logró sujetarlo.
Curiosamente, tanto el toro de Tlaxcala como el torero de “allá mesmo”, como dicen los rancheros, le pusieron el sabor a la última tarde de una campaña marcada por la seriedad con la que se hicieron las cosas.
Ficha Decimocuarta y última de la temporada. Lleno en tarde agradable. Concurso de ganaderías. Novillos de De Haro, Huichapan, Autrique, El Batán y Murillo Vega Hermanos, de los que sobresalió el 1º por su calidad y fue premiado con arrastre lento. Pesos: 384, 390, 386, 428 y 418 kilos. José Pedro Rodríguez (verde esmeralda y oro): Silencio tras aviso. Juan Solanilla (azul turquesa y oro): Ovación. Jaime Ruiz (nazareno y oro): Oreja. Luis Conrado (fucsia y azabache): Palmas tras aviso y Fernando Alzate (blanco y plata): Palmas tras aviso. Al finalizar la lidia del 4º se despidió el picador Delfino Campos, tras 46 años en la profesión.