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Crónica Reciente

El Conde y Pablo Hermoso cortan oreja en Mérida
Domingo, 01 Mar 2009 | Mérida, Yucatán
Fuente: Juan Álvarez / Corresponsal
      

El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y Alfredo Ríos “El Conde” se erigieron triunfadores de la duodécima corrida en la Monumental de Mérida, tras el corte de una oreja cada uno, en una tarde donde el viento y los toros de excelente trapío, pero poco fondo, privaron a los presentes de faenas con mayor sustancia.

Al conjuro del caballista navarro, los aficionados se volcaron a la plaza que registró un lleno hasta la bandera. Y por lo que toca al balance artístico, precisamente lo más destacado corrió a cargo del caballista estellés, quien alcanzó  lo mejor de su actuación con su el segundo de su lote, poniendo la cuota con un toro débil, pero con voluntad de embestir, lo suficiente para un concierto de buena monta.

Y es que si a Hermoso de Mendoza se le debe juzgar como torero, imposible es destacar su virtuosismo como jinete. Así, el navarro dio paso a una faena muy a su aire, contagiado con las notas que se desgranaban en las alturas en “alegrías” que le fueron agradecidas por los presentes y posteriormente traducidas en momentos de subida torería, cuando su puesta en escena se centraba en la parte “seria” de la faena.

Lo más destacado: su segundo tercio, el de las banderillas, en una labor entonada, de buen tino y subido temple, en el que no podían faltar sus giros de frente montando a "Silveti", hasta poner a la plaza en ebullición.

Con su primero lo intentó. Un toro falto de raza y bravura, con el que también echó para adelante, sin que la faena rayara a grandes alturas.

Alfredo Ríos “El Conde” se topó con el mejor toro de la tarde. Muy a su estilo, enhilado en la espectacularidad, consiguió sus momentos más relevantes con el que hizo quinto al que le cuajó un par de banderillas de escándalo. Corriendo hacia atrás, en un despliegue de facultades puso a los aficionados de su lado.

Con la muleta, la faena no terminó por romperse en definitiva. Entregado, desplegando alegría y por momentos buenas maneras, el torero jalisciense aprovechó el lado izquierdo de “dulce” del morito, hasta alcanzar naturales de buen trazo que calaron hondo.

Haciendo gala de toreo bueno, El Conde aprovechó por momentos las buenas embestidas de su antagonista, más el viento y su proclividad a lo accesorio privó a quienes esperaban una faena de otro corte; no obstante, habrá que reconocer que la gran masa terminó volcada en la petición de una segunda oreja, que no fue concedida.

Con su primero, derrochó voluntad con un toro débil con el que, además, hubo de aguantar a pie firme los embates de una tarde airosa. Lo mejor sus ganas de agradar.

Quien en definitiva salió con el santo de espaldas fue el capitalino Federico Pizarro. Con su primero la faena se tornó imposible. Lo mejor de su actuación, los naturales de muleta planchada, que vinieron a significar nada tras las fuertes ráfagas de viento, por lo que todo quedó en esbozo de faena. Una pena lo sucedido con la espada. Con el que cerró plaza tampoco pudo ser. A veces hay tardes así para un torero.

Ficha

Decimosegunda corrida de la temporada. Lleno. 2 toros de La Venta del Refugio para rejones que cumplieron en presentación y juego, y 4 de La Soledad, variopintos y de excelente presentación, destacando el corrido en 5o. lugar. Pesos: 462, 518, 506, 482, 512 y 502 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas y oreja. El Conde (burdeos y oro): Palmas y oreja. Federico Pizarro (lila y oro): Silencio tras tres avisos y división de opiniones.

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