Octavio García "El Payo" es uno de los toreros de la nueva camada que gusta a la afición tapatía, y hoy malogró una entonada actuación con los aceros, en un festejo en el que también Fernando Ochoa brilló a buen nivel en la plaza "Nuevo Progreso".
La raza torera, el mando de su muleta y la entrega total de El Payo, son las virtudes que tienen seducida a la afición tapatía, que se le brinda apoyándolo en todo momento, lo que el torero corresponde arrimándose al toro con alegría y ejecutando el toreo con calidad y emoción; lástima que fallo con los aceros ya que tenia ganadas una oreja por cada toro que despacho.
También el que estuvo cerca de tocar pelo fue Fernando Ochoa, al que se le vio con gusto tras una faena de clase y arte con su segundo enemigo, trazo largo en los naturales y detalles muy toreros con reposo y buen gusto que mucho calaron en la asistencia pero fallo con la espada y todo quedó en una salida al tercio con sonora ovación.
Su primero tenia bondad pero una flojedad desesperante que lo hacia caer constantemente lo que le impidió conquistar el triunfo, consintiéndolo logró pases de mucha calidad y hondura sin redondear la faena.
Cesar Jiménez había dejado gran sabor de boca en su última comparecencia en el coso tapatío; ahora, después de su sonoro triunfo madrileño, el público de Guadalajara quería verle con su toreo clásico y profundo, pero el de Madrid se estrelló ante la mala suerte ya que se le despitorrarón el quinto de la lidia ordinaria y el 1er reserva de la misma ganadería de Los Encinos.
Lástima, ya que el quinto de lidia normal tenia son y clase de la buena para embestir; al otro de reserva no se le pudo ver, ya que después del tercer capotazo se estrelló en la barrera, caso para las efemérides, mientras que el segundo reserva, de Marco Garfias, tuvo buena embestida pero termino rajado y con poco gas al que toreo con aseo y firmeza sin poder cerrar la faena.
Con el segundo de la tarde mostró su clase y torería en una faena intermitente en la emoción, por la flojedad del toro, resaltando naturales y derechazos con la mano baja pero sin la ligazón que tanto gusta en nuestro México, debido a las condiciones del ejemplar.