Lo que pintaba ser otra corrida inolvidable por el rematado cartel, terminó siendo la tarde del petardo de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, que ya en esta misma temporada había decepcionado en alto grado.

Poco por decir de lo que sucedió en la "Santamaría" que abarrotó sus tendidos. Y no era para menos, con semejante cartelazo.

Cayetano, que confirmó alternativa, quizá pudo hacer un poco más por el toro que comenzó huidizo de los capotes y terminó rajado y presentando peligro cuando el torero intentó llevarlo a los medios para hilvanar su faena.

Pero fue en las tablas en donde no es que se haya dejado, sino que fue donde pudo Cayetano pegar algunos muletazos sin dejarle la muleta en la cara, cosa que hizo falta, pues al toro había que atacarle. Un pinchazo y una estocada completa, terminaron con la vida de mal toro de confirmación de alternativa.

El cierre no fue mejor, pues le correspondió un toro manso, rajado desde la salida y con mucho peligro. Después de brindar al matador en retiro y ahora ganadero César Rincón, Cayetano abrevió ante la imposibilidad siquiera de dar lidia a este ejemplar que no fue excepción del pésimo encierro de Caicedo.

Julián López “El Juli” vio como el palco presidencial devolvía sus dos toros de lidia ordinaria por presentar extraños problemas de movilidad y coordinación motriz. En el segundo bis, toreó de capa sin mucho lucimiento para rematar con media, que con su corto quite por chicuelinas fue lo más rescatable de su labor capotera. El inicio con la muleta fue de mano poderosa y series con mando muy bien rematadas.

Al toro siempre le faltó clase y a la faena que fue a menos por los defectos del animal, le faltó temple. Apuntando claramente que se valora la voluntad, la quietud y entrega de Julián. Tres cuartos de espada contraria y un poco trasera requirieron de un intento de descabello para pasaportar al descastado y recibir una oreja.

En el cuarto bis, pues el titular debió ser apuntillado en el ruedo por invalidez, El Juli no se empleó con el capote previniendo un mal desenlace del toro. Sin toro no hay faena y el torero no estaba equivocado, al fin y al cabo su sitio no es casualidad. Tan poco quiso saber del burel que entró a matar en tres oportunidades saliéndose de la suerte. Dos pinchazos y estocada completa para intervenir con el descabello con el que acierta al primer intento.

Las peñas presentes en la plaza gritaron con mucha fuerza: ¡Pagamos, exigimos!, enseñando la contraseña a los empresarios de la Corporación Taurina de Bogotá. El ambiente muy tenso y de pocos amigos en la plaza.

Luis Bolívar toreó al tercero de la tarde con calidad a la verónica. El más anovillado del encierro tarda en ir al caballo para recibir la buena vara de Luis Viloria.

El inicio de faena es firme y en los medios logra algunos derechazos a media altura y de uno en uno. El toro es soso y apagado aunque hizo falta bajarle la mano. Hizo falta el poder muleteríl de otras tardes ante la poca materia prima que le correspondió al colombiano.  Después de un pinchazo y tres cuartos de espada tendida, acertó al primer intento con el descabello.

El quinto toro fue descastado, manso y rajado, común denominador del encierro de esta tarde. Faena en tablas con el toro completamente aquerenciado, pero aparece la voluntad de Bolívar para sacar algunos muletazos de la mansedumbre del toro. La calidad importó poco; el pundonor y la gratitud con la afición es lo que allí se reconoce. Meritorio trasteo que remató con una estocada completa tendida y de lento efecto. Una oreja arrancada a ley.