Gran tarde para el recuerdo se vivió la tarde de este domingo en el ruedo de la Monumental Zacatecas, pues los otoñales toreros como Eloy Cavazos, Manolo Arruza, El Capitán y Enrique Garza, demostraron que nunca es tarde para bordar el toreo. Mención aparte merece la actuación del torero de la tierra, Jorge Carmona, quien confirmó que esta reaparición no será pasajera, pues salió en pos del triunfo, y lo consiguió.

La tarde, que registró un lleno hasta la bandera, abrió con la sobrada actuación del rejoneador Rodolfo Bello, quien tuvo en suerte a "Otoñal", de la ganadería de Montecristo. El caballista no sólo mostró aptitud sino actitud, pues supo lidiar el ejemplar que tardó en acometer. Lució en los rejones de castigo, y más en banderillas, pues montando a "Talavante", cubrió con garbo el segundo tercio. 

Los Forcados de Aguascalientes acompañaron la actuación del caballero en plaza, realizando una buena pega al segundo intento, sobresaliendo la sobrada entrega de todos los integrantes y del  cabo Jesús Reyes.

Bello dejó mal colocado el rejón de castigo, aunque fue suficiente ración de acero para que el toro doblara. Hubo petición de oreja pero todo quedó en vuelta al ruedo, la cual compartió con el valiente grupo de forcados.

Eloy Cavazos echó la carne al asador con la lidia de "Figurón", de la ganadería de Julio Delgado. Con el percal se recreó por el lance natural por excelencia, tal y como lo hacía en sus años de gloria.

Brindó su faena al gobernador del estado, Miguel Alonso Reyes, para de ahí iniciar su trasteo con entrega; corrió la diestra para estructurar tandas de calidad y de gran trasmisión en los tendidos. Al tirarse a matar se llevó una voltereta sin consecuencias. Se puso nuevamente de pie y dejó una estocada hasta las cintas, por lo que fue premiado con dos orejas.

Manolo Arruza, con "Guitarrista", de Montecristo, estuvo artista con el percal. Brindó la muerte de su ejemplar al empresario y ganadero Manuel Fernando Sesccose, y en su trasteo muleteril, y acompañado de las notas del pasodoble Carlos Arruza, disfrutó del toreo largo y con recorrido. Despacio y con clase ligó tandas de gran sentimiento. Resbaló en la arena, y aunque pasó apuros, nuevamente tomó la pañosa para continuar deletreando su toreo. Acertó al cuarto viaje y salió al tercio.

José Antonio Ramírez "El Capitán" lidió a "Jocón", ejemplar de la dehesa regiomontana de Jaime Cavazos, bien presentado pero con poca fuerza. A base de disposición en el quehacer muleteril El Capitán dibujó grandes naturales, pues pegado prácticamente a tablas sacó a tirabuzón lo poco que el toro le pudo dar. Falló con el acero, para salir a recoger las palmas del respetable.

"Charquero", de Jaime Cavazos, fue para Jorge Carmona, quien verdaderamente revivió  ante su gente, pues con desbordad pasión y entrega recibió a su ejemplar a porta gayola, borrando así el gran vació que su ausencia dejó.

Quitó por chicuelinas antiguas, y lo hizo con esa sed de triunfo. Para no dejarse ganar la pelea, cubrió con garbo el segundo tercio, tal y como lo hacía en su mejor época. También brindó la faena y muerte del quinto de la tarde al gobernador del estado, Miguel Alonso Reyes.

El toro también de poca fuerza, permitió al Bizarro de los Ruedos plasmar buenos pasajes, su faena aunque intermitente tuvo calidad, y sobre todo sentimiento, elemento que el respetable agradeció con sonoras palmas al toreo más importante que hasta el momento ha tenido Zacatecas. Dejó la espada en buen sitio, por lo que recibió las orejas del toro, las cuales sin duda le servirán de alimento a sus grandes ilusiones por vestir de nuevo el terno de luces.

Cerró la tarde, y de gran forma, Enrique Garza, torero regiomontano que hace un año nos regaló también una buena faena durante el Festival del Gobernador. El torero se adornó con la capichuela, y en el segundo tercio colocó los tres pares de poder a poder. 

Brindó al ganadero de Jesús Cabrera, Armando Guadiana, quien seguramente le trajo buena suerte al regiomontano, pues éste volvió a tener una labor aseada, técnica, y de corazón.

El ejemplar de José María Arturo Huerta fue el más potable de la tarde, con calidad, bravura, y casta, al que Garza no desaprovechó, pues ligó muletazos con torería y oficio, haciendo en su mayoría derechista. En la suerte suprema dejó la espada en buen sitio por lo que el toro rodó sin puntilla. Cortó  dos orejas.