Omar Villaseñor fue el triunfador de la corrida de michoacanos celebrada esta tarde en Morelia y se llevó el trofeo "Palacio de Arte", pues aunque Alejandro Corona también cortó dos orejas, aunque las protestas del público lo obligaron a deshacerse de una.
Poco mas de media plaza en el "Palacio del Arte" moreliano para un festejo con toreros de la tierra; mucho tiempo hacía que la capital michoacana no albergaba un cartel con sólo diestros locales, una propuesta que fue bien abrigada por la afición.
El primer espada, Ricardo Rosas, estuvo voluntarioso con el primero de la tarde, un astado falto de raza que no fue cómplice del torero que le buscó el modo pero fue realmente poco lo que le pudimos ver. Al final erró con el acero pero consiguió saludar desde el tercio.
Por su parte, Omar Villaseñor se vio más maduro e inteligente en la cara del toro, estuvo variado con capote al saludar al segundo de la tarde con mandiles y luego de varas al quitar por ceñidas gaoneras para ser ovacionado.
Con la muleta el toro se agarró al piso y el torero tuvo que hacer todo, le buscó el modo, se metió en sus terreros y consiguió momentos valiosos llenos de valentía. Cerró con ajustadas manoletinas y luego de tres cuartos de estoque ligeramente caído cortó dos orejas.
Pepe López mostro su arte y templanza desde que se abrió de capa, con el de brega lanceó a la verónica y remató seriamente con la media, luego de la actuación de los del castoreño quitó por chicuelinas con más voluntad que efectividad.
En el tercio mortal logró tres series de alto voltaje por naturales, muletazos templados y bien estructurados, sin embargo, el toro pronto se vino a menos y la faena cayó. No tuvo suerte con la espada pero su actuación le alcanzó para dar una merecida vuelta al ruedo.
Jorge Sotelo no tuvo un toro a modo para el lucimiento, con capote poco pudo hacer y con la franela estuvo más que voluntarioso, le peleó al toro hasta exprimirle muletazos por el perfil derecho de gran mérito antes las pobres condiciones del astado.
Se pasó cerca los pitacos y se comprometió en su idea de agradar, el respetable supo valorar su actuación. Al final falló con el acero en un par de ocasiones y escuchó palmas al retirarse al callejón.
Es una pena lo que ha ocurrido con Rodolfo Chávez, que escuchó dos avisos por sus tremendas fallas con el acero, pero dejó en el ruedo del palacio del arte lo más artístico de la tarde ante un toro emotivo, pronto y con calidad en su embestida.
El torero supo aprovechar sus condiciones y nos regaló series de muletazos bien trazados, con temple y calidad, creativo en sus remates y evidentemente a gusto en la cara del toro, lamentable lo pesado que se puso con la espada malogrando su buena actuación.
El que cerró plaza, Alejandro Corona, tuvo poca suerte, estuvo voluntarioso y fue él quien también tuvo que echar la pata pa´lante para lograr entusiasmar al respetable, pues el toro no quiso colaborar con las intenciones del novel esteta moreliano, solo efímeros momentos de buen torear se rescatan de su trasteo, al final mató de certero espadazo para recibir dos orejas que fueron protestadas, obligando al coleta a desdeñar una.