Un nuevo indulto ocurrió en este histórico fin de semana, pues además de que se perdonaron vidas de toros en Sevilla y Aguascalientes, hoy sucedió en Texcoco, un ejemplar de Cerro Viejo que fue lidiado por Antonio Romero.

El astado, llamado "Cesarín" y lidiado en último lugar, tuvo mucho fuelle y duración, embistiendo con fuerza y, sobre todo, transmisión. Una verdadera pena que el viento molestó durante gran parte de la faena y varios de los muletazos no hayan sido tan limpios debido a esta situación.

Pese a ello y a su lógico verdor, pues no llega ni a las diez corridas toreadas Antonio puso el corazón por delante y todos sus recursos para estar a la altura del ejemplar, y no cabe duda que endilgó muy buenos trazos, sobre todo al natural, recreándose en las suertes y demostrando que es un torero con proyección.

La faena fue larga y el público terminó muy metido con toda la labor del zacatecano, que dio rienda suelta a su creatividad y dibujó un toreo variado, aunque un tanto embarullado por momentos. Mientras la petición de indulto crecía, Romero más a gusto parecía encontrarse y el de Cerro Viejo metía la cabeza con mayor intensidad.

El juez de plaza, Gilberto Ruiz Torres, le indicó a Antonio que se tirara a matar, pero el torero de Zacatecas continuó toreando para buscar el indulto, lo que finalmente terminó sucediendo. Triunfal fue la vuelta al ruedo con el ganadero, Alfonso Franco.

El primero de su lote fue el lunar del encierro, pues se quedaba corto y era muy deslucido. Romero hizo el esfuerzo, consciente que un torero joven no está para escatimar, y fue aplaudido por el respetable.

Alfredo Ríos "El Conde" se notó reposado y centrado delante del cuarto de la tarde, con el que cubrió bien el segundo tercio y al que le estructuró un trasteo que inició doblándose toreramente en el terreno de las tablas, para luego cuajar derechazos de bella factura.

Aunque el izquierdo no era precisamnete el pitón bueno del toro, El Conde buscó scaar partido al natural y, aunque sin la consistencia de la mano diestra, consiguió algunos buenos pasajes con la de cobrar, para retomar su labor toreando por derechazos. Finalizó con estaturarios y, como remató de gran estocada, le fueron otorgadas las dos orejas.

Un apéndice le cortó a su primero, pese a que la faena fue ciertamente intermitente. Sin embargo, Alfredo cubrió el segundo tercio con mérito y siempre estuvo muy dispuesto, con lo cual se ganó a pulso el aprecio del público asistente.

Con determinación encaró Hilda Tenorio la lidia del primero de su lote, mostrando una actitud renovada que no le habíamos vistoen su anterior actuación en esta misma feria. De esta forma, aprovechó las buenas condiciones de este bello castaño y bordó buenos momentos con la diestra, los cuales calaron fuerte en el tendido. A pesar de que mató de un espadazo muy caído, se le otorgó la oreja.

Su segundo fue un ejemplar muy fijo y que embestía con cierta clase y nobleza, pero al que desafortunadamente no terminó por entender y no pudo haber acoplamiento, quedando todo en algunos buenos destellos. Como se puso pesada con el acero, escuchó un aviso.

La actuación de Gastón Santos resultó sobria y pulcra, colocando bien rejones y banderillas, destacando una de éstas al violín. Una pena que emborronó un poco su labor tras fallar repetidamente con el rejón de muerte, aunque eso sí, echó pie a tierra y logró un estoconazo que tumbó al toro sin puntilla.

Cabe destacar la sensacional actuación de los Forcados Mazatlecos en este toro. El cabo, René Tirado, logró una pega de antología, aguantando la arrancada del toro y templándolo de forma magistral en una demostración de valor y torería.