Una corrida con muchos matices fue la que se vivió esta tarde en la Monumental Quito, donde las tres noticias relevantes del festejo fueron la fuerte cornada sufrida por el español Rafael Rubio "Rafaelillo"; el triunfo del rejoneador Andy Cartagena, y el toro que se dejó vivo Álvaro Samper, de forma un tanto circunstancial.
Y la gente salió de la plaza con un sabor agridulce, pues una cornada a un torero siempre deja un sentimiento de consternación en los espectadores.
El planteamiento de la corrida quizá no era el más adecuado, con un cartel un tanto ecléctico, y un encierro de dos hierros, propiedad ambos de Cristóbal Roldán, que dejó mucho que desear por su falta de casta y las complicaciones que desarrollaron algunos de los ejemplares de los dos encastes: Domecq y Santacoloma, de los que únicamente se salvó de la quema el toro que abrió plaza, y con el cual Rafaelillo confirmó su alternativa.
El murciano había estado francamente bien delante de este ejemplar, al que hizo una faena tersa y entendida, en la que se acopló a la perfección a una embestida noble de un toro que mantuvo buen estilo y recorrido a lo largo de buena parte de su lidia.
Rafaelillo lo toreó asentado, y hasta con gusto, disfrutando aquellas embestidas y quizá dejando entrever un refinado oficio, ese que por momentos ha tenido que revolucionar con los marrajos que suele torear en España y Francia, toros de las llamadas ganaderías duras. De haber matado con eficacia le hubiera tumbado una merecida oreja a este toro de la ceremonia.
En el quinto salió a demostrar que venía dispuesto a todo, y en los primeros compases del trasteo, el de Santacoloma lo prendió por la pierna izquierda, calándolo de fea manera. Las asistencias, entre ellas su compañero, el matador español Juan José Padilla, lo condujeron a la enfermería con rapidez. El percance dejó fuera de combate a este guerrero de los ruedos, que hoy vino a Quito con mentalidad de triunfador.
Andy ofreció una actuación completa y variada, en la que echó mano de sus recursos de figura para solventar las complicaciones de sus dos toros. A ambos los toreó con temple y cabeza clara, tratando siempre de desengañar las embestidas que plantearon.
Los mejores momentos de sus dos faenas los consiguió montando a "Cisne", un expresivo luso con el que clavó banderillas en medio de la alegría de un público que disfrutó mucho una actuación meritoria que le valió el corte de sendas orejas tras matar con seguridad.
Álvaro Samper tuvo la suerte de espalda, y si no se enfibró ante el deslucido tercero, tampoco tuvo demasiadas opciones con el descastado sexto. Una vez más enseñó un aseado concepto al torear de capote, que fue lo más sustancial de su paso por la corrida.
Desafortunadamente, el quinto toro, que hirió a Rafaelillo, no pudo darle muerte con prontitud, y hasta estuvo a punto de echarle mano cuando intentaba descabellarlo, propinándole un golpe en la rodilla izquierda.
Quito, Ecuador.- Plaza Monumental. Tres cuartos de entrada en tarde calurosa, con algunas ráfagas de viento. Tres toros de Santa Coloma (2o., 5o. y 6o.) y tres de Peñas Blancas, disparejos de hechuras dentro de sus respectivos encastes, y de juego muy desigual. Pesos: 478, 454, 477, 470, 455 y 455 kilos. El rejoneador Andy Cartagena: Oreja y oreja. Rafael Rubio "Rafaelillo" (azul rey y oro): Ovación y herido. Álvaro Samper (azul turquesa y oro): Ovación, pitos tras tres avisos en el que mató por Rafaelillo y silencio. Rafaelillo presentaba una herida en la parte externa, tercio medio, del muslo derecho, de la que iba a ser intervenido en la Nova Clínica.