Una gran actuación ha firmado el novillero mexicano Diego Silveti la tarde de este domingo en la plaza de Acho, en Lima, pues se encontró con un estupendo ejemplar de La Ahumada y cuajó una faena de postín, que derivó en el indulto del quinto ejemplar del festejo.

Thomas Duffau realizó al primer novillo de la tarde un ajustado quite por chicuelinas en el comienzo de su faena, para después, ya con la muleta, construir la faena sobre la mano derecha, pero sin terminar de ajustarse a su novillo, que fue repetidor. Tampoco anduvo el francés acertado con la espada por lo que obtuvo silencio.

Con el cuarto Duffau consiguió momentos importantes, sobre todo son la mano derecha, demostrando disposición y entrega ante el astado, pero volvió a fallar con la espada por lo que perdió la opción a trofeo. Obtuvo una ovación.

Diego Silveti a su primero lo lanceó bien en el recibo y le realizó un quite por saltilleras de gran emoción que caló en el tendido. El novillero se mostró dispuesto derrochando valor y seguridad ante un astado que fue a menos durante la lidia y con el que el mexicano lo intentó todo. El novillo finalmente se paró y Silveti no dudó en darse el arrimón, logrando tandas de mérito. Mató de más de media estocada y recibió una ovación.

Con el quinto llegó el revuelo. Silveti lo recibió con verónicas y tafalleras. Ya con la muleta comenzó con estatuarios que calaron pronto en el tendido. Siguió después el mexicano, con la diestra, recreándose ante un gran novillo, al cual se paso siempre muy cerca. Los derechazos tuvieron empaque y los naturales fueron templados y profundos, lo que provocó que un sector del público, ya en pie, comenzara a pedir el indulto, para el repetidor  novillo que finalmente fue concedido.

Cerró con desmayados pases y benardinas que provocarón el fervor del público limeño, que lo aclamaba desde los tendidos. Tras el indulto siguió toreando por ambos pitones para el disfrute del respetable, hasta que lo regresó indultado a los corrales.

El Presidente, que debutaba como tal, se confundió al momento de otrorgar los trofeos. Inicialmente ordenó una oreja, cuando sacó un pañuelo blanco , luego sacó el pañuelo verde...y luego, al parecer, uno de color naranja, confundiendo a todo el público, al torero, a las cuadrillas..... y hasta al alguacil.

Finalmente se consideró el triunfo con las dos orejas, que es lo que el reglamento peruano considera como los máximos trofeos, para cuando se consigue el indulto.

El primer novillo de Emilio Barrantes se lesionó una pata al comienzo de faena por lo que poco pudo hacer el peruano, quien tampoco anduvo acertado con la espada. Silencio.

Con el sexto la faena fue irregular. El novillero peruano intentó acoplarse a la embestida del novillo sin éxito lo que provocó varios enganchones que impidieron que la faena tomara vuelo. Obtuvo silencio.