El novillero español Salvador Barberán estuvo muy asentado y realizó una faena de pulso y calidad, que remató de una soberbia estocada, para cortar la única oreja concedida durante el decimosegundo festejo de la Vigésima Temporada de la Plaza Arroyo.

Se lidió un encierro de Huichapan, muy bien presentado, con novillos armoniosos, y de buen juego en general, salvo el tercero, que duró muy poco. Sobresalió el buen estilo del primero y la calidad del segundo. Todos fueron aplaudidos de salida y recargaron en varas.

El torero de Algeciras hizo un faena de menos a más en la que sobresalió su pulso, y los tiempos y pausas que le dio al priemero de la tarde por ambos pitones. Sus naturales, con mucha largueza, entusiasmaron a un público que fue entrando en el trasteo hasta terminar convencido de los terrenos y las distancias, precisas, que pisó el español para cuajar el trasteo.

A la hora de matar ejecutó una gran estocada en la que deletró la suerte. La forma tan despaciosa se entrar a herir, y la perfecta colocación del acero, tumbaron patas para arriba al novillo de Huichapan y se le concedió una oreja de peso.

Roberto Morales no terminó de confiarse con el segundo, un novillo que fue difícil de torear con el capote y que llegó a la muleta más centrado. El veterano novillero de Celaya le dio algunos redondos con temple, aunque sin demasiado ajuste, en una faena de la que se esperaba mucho más. No estuvo certero con la espada y escuchó un aviso, acompañado, minutos después, de una ovación en el tercio.

El ecuatoriano Juan Francisco Almeida sorteó un ejemplar muy bonito, por reunido y bien criado, al que el excesivo castigo en varas mermó mucho su fuerza. El de Huichapan terminó embistiendo a cuentagotas y tendía a quedarse un poco corto por su falta de fuelle. Está compliación no la pudo solventar del todo el quiteño, que estuvo esforzado pero sin conseguir buenos resultados.

Cerro plaza un ejemplar berrendo en cárdeno, alunarado, de precioso lámina, que levantó una ovación del público. El novillo le vino un poco grande a Xavier Gallardo, que no pudo con él. Y es que el ejemplar de Huichapan imponía respeto y fue el más encastado de todos. Un par de naturales sueltos, en medio de distintas dudas, fue el escaso balance de este torero hidalguense en una tarde donde apuntó valor y cualidades, pero también falta de rodaje.