Bien dicen que la esperanza muere al último. Todo apuntaba que de nueva cuenta la nota se la llevarían las cuadrillas, hasta que salió el último de El Vergel y Carlos Rodríguez, necesitado de un triunfo ante sus paisanos pudo calentar el cotarro y llevarse un apéndice.
De inicio no se acomodó con el capote, pese a tener buen manejo de la tela, no por algo inició a la sombra de Curro Calesero. Sin embargo, se sobrepuso anímicamente y se encontró con un novillo que aunque picosito y codicioso, tenía buen son, metiendo la cabeza con alegría.
La gente, ávida de aplaudir y ver a un torero, el que fuese, triunfar, estuvo siempre con Carlos, coreándole con fuerza cuanto hiciera. La faena no fue constante, aunque sí tuvo mucha entrega del novillero y sobre todo, dejó de manifiesto que tiene esa maravillosa virtud de la plasticidad.
Su labor se basó por el lado derecho, aprovechando las embestidas de calidad, además que la faena tuvo, incluso el punto dramático cuando sufrió una voltereta sin consecuencias y ya con el público en la bolsa dejó un estoconazo. Así el novillero tapatío, además de cortar una meritoria oreja, salvó la tarde fría y desangelada.
Con su primero estuvo voluntarioso, lanceando bellamente a la verónica; sin embargo, el novillo cambió de lidia y el gozo se fue al pozo, pero era hasta cierto punto lógico, pues en su haber sólo cuenta con 14 novilladas toreadas, y apenas tres de ellas en tercia.
Había expectación por ver a Lupita López. Al principio se mostró frío, que no hostil y pese a la bien ganada fama de reventadores, esta vez, pese a todo, fueron respetuosos.
A la yucateca le tocó el mejor novillo de la tarde, el más completo por noble, emotivo y con calidad en la embestida. Estuvo con disposición, ganas y actitud, tratando de hacer bien las cosas, sin embargo, no acabó de entender a ese buen astado y su labor se fue diluyendo.
Con el segundo un novillo complicado y que se ponía por delante estuvo tesonera y aseada, pero quizá en un afán, entendible, de mostrarse, alargó en demasía la faena y el público poco le reconoció.
El ecuatoriano Juan Francisco Almedia tuvo el santo de espaldas. Para empezar, al público se le olvidó muy pronto las soberbias actuaciones anteriores, donde incluso en su presentación cortara dos orejas e indultara un novillo.
Lo cierto es que tampoco estuvo animoso. Su primero aunque con muchísima calidad, se agarró al piso y no hubo poder humano que lo moviera y con su segundo aunque tuvo momentos de valía no acabó de rematar.
Sexta novillada del ciclo. Ante unas mil personas en tarde fría y con pasajes de lluvia, se lidiaron seis novillos de El Vergel disparejos de presentación y juego, destacando 1º, y 6º. Pesos:415, 425, 440, 425, 420 y 400 kilos. Lupita López (azul rey y oro): palmas y silencio tras aviso. Juan Francisco Almeida (grana y oro): Silencio en ambos. Carlos Rodríguez (rosa y oro): palmas y oreja. Buenas varas de “El Nono” Cobos en 3º y David Vázquez en el 4º. Bien en la brega Fermín Quiroz, quien además saludo por sendos pares en el 4º y Gustavo Campos en la brega y pares del 6º. También saludaron Francisco García hijo, en el 1º y el aspirante Luis Alcántar saludó en el 4º.