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Hilda atropella la ética profesional en ZAC

Domingo, 05 Sep 2010    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda           
Salió a hombros con las orejas y el rabo simbólicos

La insistente promoción del indulto que urdió Hilda Tenorio desde el ruedo, alentada por su administración, terminó impactando en el biombo donde se encontraba Carlos Ibargüengoitia, que indultó inmerecidamente a un toro de Marrón que se lidió como sobrero sustituto en la primera corrida de la Feria de Zacatecas, donde el juez debutante cometió otros desaciertos a lo largo de una tarde complicada.

A favor de la michoacana hay que apuntar su capacidad de dar espectáculo, y que la gente la estuvo esperando con interés y paciencia, tras presenciar un festejo largo –y por momentos, tedioso– en el que el escaso juego de los toros de Valparaíso dio al traste con las buenas intenciones de los toreros.

Pero de esa encomiable espera, a caer en un triunfalismo hueco hay un abismo; y en este sentido, la actitud de Hilda dejó mucho que desear al insistir, una y otra vez, que le perdonaran la vida al de Marrón, un toro noble y con calidad pero que el fondo de bravura se le agotó a mitad de una faena variada, donde hubo buen toreo sobre todo con la mano izquierda.

La faena, desde luego, no era de indulto; como tampoco lo era el toro. Y lo suyo era haber entrado a matar por derecho, al fin y al cabo el de Marrón no tenía la percha de los toros del hierro titular, y además era bajo y dócil. Pero sabedora que anda fatal con la espada, Hilda prefirió darse coba y se salió con la suya para conseguir un triunfo discutible.

La condición de mujer de Hilda Tenorio no debe ser un ardid para conseguir prebendas, dentro o fuera del ruedo, como lo fue también que le echaran el segundo sobrero (el mentado toro "Comodín", de Marrón, al correrse el turno), sino el primer sobrero, que era un toro serio de Suárez del Real, según constaba en la tarjeta del sorteo. Aquí es un torero más, con las misma obligaciones y derechos que sus compañeros.

Y es que el cuarto de la corrida, primero de su lote, que era un cuatreño de preciosa lámina, salió con un pitón flojo del toril y el juez ordenó que se devolviera sin esperar siquiera a ver cómo se comportaba en varas y si se le caía o no el pitón en el peto, hecho que molestó sobremanera a los ganaderos de Valparaíso. Ese fue otro yerro del juez Ibargüengoitia, en esta primera tarde como autoridad de plaza.

Asimismo, desatendió la petición mayoritaria de oreja para Fabián Barba, que estuvo muy esforzado y valiente con el sexto, aunque aquí se justifica no haber entregado la oreja porque el hidrocálido mató de una estocada baja que, en un Monumental de esta categoría, no puede premiarse con ningún trofeo, así lo pida la gente a coro.

Tal disparidad de criterio en el palco de la autoridad ocasionó distintos pasajes polémicos en una corrida donde El Conde estuvo centrado y aprovechó las buenas condiciones del primero, el único toro que funcionó del encierro de Valparaíso, y al que hizo una faena entonada que remató de una estocada desprendida, de limpia ejecución, que tiró patas arriba al toro.

Jorge Delijorge se sobrepuso a las complicaciones del séptimo, que era un tío, y apechugó en una faena meritoria en la que hubo algunos ayudados con arrojo, aprovechando que el toro quería escaparde la muleta y refugiarse en tablas cuando se sentía podido.

La ética profesional es indispensable para respetarse a sí mismo, y a los demás, en este medio tan complejo como es el de los toros. Si se le atropella, se acaba con la autenticidad que confiere, a los toreros, un status de héroes literarios, personajes de una dimensión distinta que imponen respeto y admiración. Y no lo contrario.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Primera corrida de feria. Un tercio de entrada en tarde nublada, con algunas ráfagas de viento. Siete toros de Valparaíso, bien presentados, de escaso juego y flojos en su conjunto, con excepción del 1o. que tuvo buen estilo. Un sobrero sustituto de Marrón fue el 8o., justo de presencia, de buen juego. Pesos: 513, 567, 499, 481, 541, 473, 580 y 483 kilos. El toro indultado se llama "Comodín", número 730, cárdeno oscuro. Alfredo Ríos "El Conde" (rosa y oro): Oreja y silencio. Fabián Barba (blanco y oro): Silencio y vuelta tras petición. Jorge Delijorge (negro y oro): Ovación y silencio. Hilda Tenorio (blanco y oro): Vuelta y dos orejas y rabo simbólicos con división tras el indulto. Destacó en varas Ricardo Morales, que picó muy bien al 7o., y en la brega Armando Ramírez.


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