Una larga novillada se celebró esta tarde en la Plaza México, en la que sólo hubo detalles que platicar, en buena medida porque el viento molestó durante toda la tarde e hizo complicada la actuación de los alternantes.

Fue precisamente en el último de la tarde cuando Tomás Cerqueira brindó los momentos más artísticos de toda la novillada, ya que toreó cadenciosamente a la verónica, cargando la suerte y recreándose en ella, rematando con un sedeño recorte y soltando una punta del capote.

La situación parecía que iría a mucho más, pero el de San Martín vino a menos y, aunado al fuerte viento, el francés no logró la faena que hubiera deseado y su labor se fue perdienco poco a poco, no sin antes ligar tres soberbios derechazos que el público le coreó.

Con su primero, de Juan Huerta, Cerqueira estuvo siempre empeñoso y busanco agradar al público, pero su labor no tomó vuelo al no exitir plena conjunción con un astado que punteaba y jamás se entregó a la muleta.

Labor interesante la de Michelito Lagravere con el de San Martín que lidió en segundo lugar, aunque hay que decir que este ejemplar tenía escaso trapío y fue protestado por algún sector del público. Quizá la poca presencia de su enemigo causó que algfunos aficionados no le tomaran en cuenta los buenos destellos que cuajó el yucateco, sobre todo al torear con la derecha de forma muy templada.

En la suerte suprema dejó una estocada que no fue de efectos, así que Michelito tuvo que recurrir al descabello, poniéndose muy pesado y escuchando dos avisos. Finalmente dio la vuelta al ruedo entre algunas protestas.

Animado y con ganas estuvo con su primero, con chispa y momentos de buen toreo, pero se vino a menos tras recibir una fuerte voltereta, tras de la cual fue por la espada y terminó con la vida del astado de Juan Huerta utilizando el descabello.

Lupita López tuvo una actuación desconcertante, pues se notó tensa y sin estructurar sus faenas, aunque eso sí, intentando por todas las maneras sacarle partido a sus enemigos y luchando contra el viento huracanado que jamás dejó de molestarla, así como contra algunos reventadores en el tendido.

Algunos buenos destellos consiguió al torear de capote a su segundo, como un quite por fregolinas, así como una tanda con la mano diestra. Precisamente este ejemplar fue de San Martín, reserva, pues el de Juan Huerta que le correspondía se lastimó una patita tras ser picado y fue apuntillado en el ruedo, luego de algunos minutos en los que el juez no puso orden sin saber qué hacer.

Abrió plaza el rejoneador Emiliano Gamero, ante uno de Villa Carmela que resultó manso y siempre aquerenciado en la zona de los toriles. El caballista no estuvo fino con los rejones de castigo pero con las banderillas enmendó un poco la plana, con mérito, pues siempre le dio las ventajas a su enemigo. Finalmente, su actuación pasó sin mayor pena ni gloria.