La presentación de Gerardo Adame en Guadalajara tuvo el impacto que provocan en el público los grandes toreros. Y fue porque todo cuanto hizo tuvo una entrega absoluta, y la seguridad de quien se sabe capaz de escalar peldaños rápidamente en esta difícil profesión.
Es verdad que le tocó un lote de ensueño, compuesto por un primer novillo de gran clase, y otro, muy hecho, bravo y emotivo; pero al margen de esta circunstancia favorable, la actuación de Adame mantuvo un excelente nivel de seguridad y una claridad de ideas apabullante, si hablamos de un novillero que aún siegue en proceso de formación.
De esta guisa, el techo que tiene Gerardo Adame ahora mismo es desconocido; y quizá esta motivación, y el hecho de ser un torero tan joven y con tal proyección, fue lo que más le llegó a la afición tapatía, exigente siempre, pero que supo valorar en su justa dimensión lo que el hidrocálido dejó sobre la arena. Y el comentario general al salir de la plaza era uno: "¡Qué torero!" exclamaba la gente, y también más de algún profesional.
Desde que se abrió de capote cimbreó el cuerpo y toreó a la verónica con temple, y después remató con autoridad y donaire, antes de realizar una faena estructurada, de reposo, pasos medidos, y mucho temple a un novillo que metía la cara divinamente, hasta planeaba en los vuelos de la muleta de Gerardo, que corrió la mano a placer en medio de la algarabía de un público con el que conectó de inmediato. Y cuando parecía que ya tenía el triunfo en la espuerta, echó por tierra el corte de orejas con sus fallos a espadas.
La gente estaba deseosa de que saliera el sexto para ver de nuevo al hidrocálido. Y cuando apareció el ejemplar de Santa Fe del Campo, se llevó una carretada de aplausos, pues se trataba de un toro hechuras para embestir… y embistió decididamente.
Adame volvió a plantarse en el redondel con la misma voluntad de triunfo y toreó -otra vez- muy bien a la verónica. También el quite tuvo su miga y, sobre todo, la faena, que mantuvo un mismo tono de intensidad y entrega, yendo a más, fundiéndose en muletazos largos, mandones y templados, que hicieron aullar de emoción a la gente.
Probó al novillo por el pitón izquierdo, pero por ahí regateaba la embestida; y le aguantó un par de frenazos con un valor espartano; era tal su seguridad que, quizá si insiste, hubiese desengañado por completo al de Santa Fe del Campo, al que terminó toreando con mucha reciedumbre. Y a la hora de matar volvió a dejarse el triunfo en la punta de la espada. Contrariado, terminó dando una aclamada vuelta al ruedo que le pidió la gente con insistencia.
Fernando Labastida estuvo aseado durante toda la tarde, con un par de novillos que tenían sus matices y con los que era preciso estar solvente. El potosino dejó detalles de su clásico estilo, y la faena al primero tuvo estructura y buen acabado, pero pinchó en repetidas ocasiones antes de dar muerte al novillo que abrió plaza.
El cuarto, que era otro toro con mucha plaza, lo toreó un tanto presionado por el público, que no le concedió ni el más mínimo error, y acumuló pases con valentía pero ya sin la pausa con al que había toreado al primero. Mató de una estocada habilidosa y se retiró a la barrera en silencio.
A Oliver Godoy no le dejaron torear el segundo, un novillo normal para cualquier otra plaza, pero sin el trapío de otros de los lidiados esta tarde en Guadalajara. Y en medio de constantes protestas resolvió la papeleta mediante una faena entonada, pero que no terminó de romper porque la gente no tragó al novillo.
El quinto, que era otro de los ejemplares más hecho del encierro, derribó estrepitosamente al picador David Vázquez, y llegó a la muleta sin ritmo y con un puntito de violencia provocada por una bravura seca que no encontró demasiado acoplamiento en la muleta del tapatío que, al igual que Labastida, estuvo bien pero sin poder hacer crecer su trasteo.
A la muerte del tercer novillo se anunció el cartel del próximo domingo en el que actuarán Salvador López, el colombiano Camilo Pinilla y otro espada, que pudiera ser el zacatecano Antonio Romero, con novillos de Malpaso.
El ambiente que dejó Gerardo Adame fue excelente, y ya se piensa en él para torera la cuarta novillada de la temporada, el domingo 5 de septiembre, en la que está previsto que se lidie un encierro de Celia Barbabosa. Seguramente, el público vendrá a verlo porque su actuación de hoy causó una magnífica impresión, de esas que no se olvidad.
Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Segunda novillada de la temporada. Unas 2 mil 500 personas en tarde agradable, y con ligera llovizna durante la lidia del 3o. Novillos de Santa Fe del Campo, de distintas hechuras, y buenos en su conjunto, de los que destacaron 3o. y 6o., éste último premiado con arrastre lento. Pesos: 480, 385, 425, 475, 480 y 490 kilos. Fernando Labastida (grana y oro): División tras aviso y silencio. Oliver Godoy (malva y oro con remates negros): División tras aviso y silencio. Gerardo Adame (marfil y plata con remates negros): Vuelta y vuelta tras aviso. Destacó en banderillas Cristhian Sánchez, que saludó en el 6o. Al finalizar el paseíllo se tributó un minuto de silencio a la memoria del que fuera novillero Rubén Aviña, fallecido en días recientes. Adame dio una vuelta al ruedo con los hermanos Gutiérrez Cortina, ganaderos de Santa Fe del Campo.