Con un par de largas de rodillas, Calita recibió a "Conquianero" ante cuya brava embestida realizó verónicas rapidillas, el animal empujó al caballo cambiándose el tercio tras un puyazo. De inmediato se plantó para torear por el lado derecho engarzando series aceptables sin acabar de romper.
Resultaron mejores sus naturales pues tuvieron mayor dimensión, vino el epílogo con lasernistas pero sobresalió la estocada en cámara lenta que hizo doblar. Hubo palmas para el de Piedras Negras y, posteriormente, se le entregan dos orejas al torero que, en la vuelta al ruedo, invitó a los ganaderos Marco Antonio y Patricio González.
A "Embajador", que fue su primero, lo fijo bien con el percal ligando hasta seis verónicas sabrosas, y en seguida toreó con chicuelinas al paso para ponerlo al caballo, donde el toro recargó bien en un prolongado puyazo. Las navarras del quite resultaron apresuradas.
Brindó a los ganaderos y se gustó en las primeras series con la derecha, aunque por el pitón izquierdo, donde el toro era más emotivo, ligó naturales de gran temple que calaron en el tendido. A continuación ejecutó manoletinas, antes de finalizar su labor de una estocada contraria y tendida, que le valió para el corte de un oreja, mientras el toro fue ovacionado en el arrastre.
El rejoneador Diego Ventura estuvo en maestro con "Alburero", del hierro de Zacatepec, que abrió plaza. Montando a "Joselito" prendió el entusiasmo de la gente con dos soberbios recortes de salida. Clavó un rejón trasero, sin embargo, el toro le apretaba ante la emoción del público, que aumentó cuando toreó de costado y cambió el viaje por dentro en un ajustado recorte.
Montando a "Gitano" destacó clavando una banderilla larga al violín seguida de dos piruetas vistosas, luego dejó tres cortas banderillas en forma certera y terminó con rejonazo contrario y trasero que tumbó. Se ovaciona al toro al ser arrastrado y a Diego se le otorga una oreja.
Ante el cuarto toro, también de Zacatepec, Ventura volvió a lucir su conocimiento de la lidia encelándolo y toreando bien con la bandera tras clavar el rejón de castigo. A lomos de "Bronce" clavó certero una banderilla al violín previo adorno en el cite, e instantes después, sin cabezada, colocó un extraordinario par de banderillas a dos manos y luego cejando hacia la puerta cuando la ovación iba en aumento.
El toro se apagó un poco durante la faena, pero el caballero en plaza lo aprovechó hasta donde pudo. Después de un pinchazo colocó un rejón de muerte contrario que hizo efecto para cortar otra oreja.
A Leo Valadez le tocó bailar con la más fea, pues su primero fue un toro exigente, muy en la cuerda de los astados de la divisa rojinegra que tienen un peligro sordo y no permiten errores. El hidrocálido lo veroniqueó con soltura. El toro peleó bien en varas y, en banderillas, Leo dejó este cometido en manos de su cuadrilla y Alejandro Prado lució al clavar un buen par.
En la faena de muleta, hubo muletazos de prueba por parte de Leo, que anduvo porfiando al torear por ayudados. Cuando se puso la franela en la zurda, el toro no le daba concesiones pero el torero aguantó e insistió por ese lado, consiguiendo alguno que otro pase de innegable mérito. Tras un pinchazo, señaló otro hondo teniendo que recurrir al descabello, con el que acertó al cuarto intento para retirarse entre palmas del público que reconoció su esfuerzo.
El que cerró plaza fue un toro protestado por falta de trapío y, como además volvió la cara un par de veces en el castigo en varas, crecieron las protestas. Por si fuera poco, la cuadrilla de Leo estuvo fatal en el segundo tercio. A pesar de ese clima adverso, Leo no perdió la cabeza pero, al ver que el horno no estaba para bollos, abrevió dejando media estocada para retirarse en silencio.