La corrida de hoy en Aguascalientes entró en su punto de ebullición en la lidia del tercero, cuando Andrés Roca Rey tiró la moneda al aire y se zumbó a un toro enrazado de Bernaldo de Quirós, al que desengañó hasta cuajarle una faena de aguas profundas, en una nueva demostración de que sigue avanzando en la dirección correcta.
Porque "Cocinero" no le regaló ninguna embestida, y desde el capote le anuncio que, en caso de sobrevenir una lidia incorrecta, podría, como suelen hacerlo muchos toros puros, venirse arriba y complicar las cosas. Tan es así que, en el primer muletazo por alto de la faena –quizá no el planteamiento inicial más adecuado con un toro incierto– se le venció y le partió el punto de la taleguilla, dejándole un fuerte varetazo en el muslo derecho.
Pero el peruano sabía que no podía enfilar por la calle de en medio, sino que debía afrontar la apuesta, como todo buen gallo de pelea, y más aquí, en Aguascalientes, donde esto de afilar los espolones es cosa de todos los días en el palenque de la feria.
Y enraizó las zapatillas sobre la arena para girar sobre su propio eje, mientras "Cocinero" lo miraba desafiante antes del cite, y luego, conforme Andrés le dejaba la muleta puesta en la cara, se empleaba con mucha transmisión en su poderosa muleta.
La faena fue in crescendo a la par del entusiasmo de un público interiorizaba aquella verdad, la que prodigó el peruano, que se echaba al toro hasta detrás de la cadera en los redondos, y acompañaba con el pecho y la cintura en los señeros pases de pecho con los que abrochaba las series.
El punto álgido del trasteo fue cuando se echó la mano a la zurda y le dio una tanda de precioso acabado, embarcando adelante la embestida de "Cocinero" y llevándolo largo, sometido, templado, hasta detrás de la cadera, mientras el olé brotaba rotundo en el tendido.
Acabó imponiendo su ley Roca Rey, que pisó terrenos comprometidos, en una faena cargada de esa emoción que provoca la bravura de un toro al que, de no haber sido toreado con tal autoridad, quizá se hubiese venido arriba. ¡Bendita sea la emoción de la casta! Y aunque "Cocinero" no tuvo la nobleza de otros de sus hermanos, sí que fue agradecido cuando Andrés se rompió de cintura y le mostró el camino.
Una estocada en todo lo alto fue el digno final a un trasteo tan valiente como artístico, en esa amalgama que Roca Rey está consiguiendo en su toreo, buscando una versión más convincente, no sólo por ambición, sino también por toreo.
Como también la mostró en el sexto, un toro noble y flojo al que le hizo una faena concisa, con un par de series de redondos de magnífico acabado, pero rematada malamente de un par de pinchazos y varios golpes de descabello que le impidieron redondear un triunfo todavía más rotundo.
Sin embargo, ya había pisado fuerte Andrés en la Monumental de Aguascalientes, a la que volverá en menos de 48 horas para torear una corrida de Teófilo Gómez el próximo domingo. Entretanto, hará un viaje relámpago para debutar mañana en otra Monumental, la de la Mérida yucateca, ahí donde le espera una corrida de Villa Carmela que promete mucho, dada la buena racha que viene arrastrando la divisa jalisciense de Eduardo Arena Barroso en los últimos meses.
La actuación de Arturo Macías fue de más a menos, y no porque él haya desistido de combatir, sin porque, tras realizar una entonadísima primera faena al toro que abrió plaza, la del cuarto valió poco debido a la falta de fuerza y casta de ejemplar, al que no debió afanarse en prolongar una faena de manera innecesaria.
Porque si delante del primero estuvo muchos minutos delante, fue porque el de Bernaldo de Quirós tenía un buen fondo de nobleza, y si le faltó chispa eso no impidió que Arturo se centrara en torear despacio, con temple, dándole pausa a casa pasaje de una faena de torero maduro que está curtido en mil batallas.
Y quizá esa gente que se metió con su empecinamiento de alargar el trasteo al cuarto, le arrope en la segunda fecha que tiene contratada en el coso de su tierra, aquí donde es un torero consentido y admirado. Así que habrá de esperar hasta el cierre de la feria, el domingo 8 de mayo, cuando compartirá créditos con Antonio Ferrera y Diego Sánchez, para dar cuenta de una corrida de Montecristo.
Diego Silveti estuvo correcto con el segundo, otro toro dócil, muy flojo, al que pasó de muleta con suavidad y buenas maneras, pero sin decir mucho debido a la ausencia de transmisión del ejemplar. El quinto fue similar y tampoco permitió al hijo del añorado David a mostrarse como hubiese sido su deseo. Por aquí quedaron detalles sueltos de su buen quehacer, con capote, en un templado quite por gaoneras, y con muleta, en algunos redondos. Y poco más.
Mañana llega El Juli a esta plaza a cumplir con su primer contrato, y enfrentará a dos queretanos de distintas generaciones y conceptos del toreo: El Payo y Diego San Román. Ojalá que la corrida de Fernando de la Mora les permita hacer el toreo que sueñan. Como todos. Porque a esta feria a eso se viene, con la esperanza intacta de que un toro embista y transmita como "Cocinero", que hoy le puso sabor a una faena de esas que dejan huella.