Una faena vibrante, ante un toro bravo, fue la tarjeta de presentación de Héctor Gutiérrez como matador de toros en su tierra, donde hoy abrió la feria con el corte de una valiosa oreja, durante una tarde que fue un vaivén de emociones encontradas, que transitaron por el entusiasmo de una primera faena entonada de Miguel Ángel Perera, que estuvo centrado, toreando con trazo templado y largo, hasta el sainete cuando el séptimo toro, de regalo, se partió un pitón de salida y nadie sabía cómo proceder, en virtud de que Armillita ya había anunciado el regalo de un octavo ejemplar.

Al final, Perera tuvo que conformarse con esa primera faena que abrió la feria, misma que comenzó con un magnífico inicio de rodillas. Más tarde se recreó toreando por ambos pitones, a un toro que tuvo nobleza pero que, lamentablemente, duró poco, lo que no fue impedimento para que el extremeño le hiciera un trasteo conciso que remató de tres cuartos de estocada un tanto trasera.

Con el cuarto, hondo y largo, poco pudo hacer debido a que nunca termino de definirse el de De la Mora. Y cuando tuvo la sana intención de regalar un sombrero, sucedió lo mencionado. Así que su paso por Aguascalientes supo a poco, lamentablemente para él y también para el público.

Porque tampoco pudo hacer nada con el quinto, que nunca se definió y sacó algunas complicaciones. Pero Armillita estuvo esforzado toda la tarde, por encima de los tres toros que le tocó estoquear. Apenas pudo bosquejar detalles de calidad y en una tarde donde quedó patente su buena disposición y que siempre procuró hacer bien las cosas.

La faena importante de la tarde, que vino a devolver la algarabía a los tendidos, fue la que hizo Héctor Gutiérrez al sexto, un toro que mantuvo su emotividad de principio a fin y al que el hidrocálido le cuajó muletazos de mucha valía, toreando despatarrado, de aquí hasta allá, y por momentos abandonado. Los redondos con temple, muy reunido, roto de cintura, fueron coreados con entrega por parte del público, que en todo momento lo estuvo alentando.

Los adornos también tuvieron calidad, cambios de mano y desdenes, además de dosantinas previas a las ajustadas manoletinas del final.  Tardo un poco en cuadrar al toro para la suerte de matar, ya que éste se descolocaba de continuo. Y después de un pinchazo, colocó una estocada entera, un tanto desprendida, que fue suficiente para que la gente le pidiera una oreja con fuerza.

Y así dio la vuelta al ruedo, con el trofeo en la diestra, contento pero no satisfecho, luego de haber caído de pie ante su gente. De esta manera terminó la primera corrida de una feria, a la que le esperan, todavía, emociones fuertes que esperemos poder contar a lo largo de los próximos días cuando comience el primer bloque continuado de corridas, el próximo jueves 21 de abril, que se prolongará hasta el lunes 25, día del Santo Patrón.