Pablo cautiva y Joselito convence en GDL (video)
Domingo, 14 Feb 2010
Gudalajara, Jal.
Juan Antonio de Labra / Foto: Guillermo Sierra
Le negaron la puerta grande
Cuando parecía que Pablo iba a salir a hombros de forma legítima de esta plaza, cuya puerta grande se le resiste dese hace varios años, la inexplicable negativa del juez de plaza Luis Ricardo Gutiérrez, impidió que obtuviera la oreja del cuarto toro de la corrida.
Y es que ese trofeo le hubiese permitido abandonar el coso en volandas, algo que le importa a cualquier torero, más aún tratándose de una afición exigente que tardó en romperse con los toreros.
Porque Hermoso había estado francamente bien delante de ese cuarto, un toro que tuvo transmisión pero regateaba la embestida y tendía a acudir con cierta violencia a las cabalgaduras.
El pasaje de mayor vibración lo consiguió montando a "Silveti" y "Espartano", con los que rayó a gran nivel en banderillas, aguantando siempre los derrotes y metiéndose en terrenos comprometidos.
Y los desplantes montando a "Pirata" terminaron por calentar a la gente, en una faena donde Pablo hizo un gran esfuerzo. Y nadie entendió porque, tras matar de un certero rejón de muerte, al que siguió una expectante agonía del toro, el público pidió con fuerza la oreja que no fue concedida.
Pablo dio la vuelta al ruedo con su habitual sonrisa en los labios, sin rechistar en lo absoluto, pero seguramente por dentro le hervía la sangre, pues él bien sabe que salir a hombros de esta plaza tan difícil para los toreros, siempre reviste un logro significativo.
La faena grande la cuajó al toro que abrió plaza, un castaño de menor trapío, que tuvo son y calidad en las embestidas que fueron templadas desde el recibo montando a "Estella".
En banderillas lo bordó sobre los lomos de "Chenel", que se dio el lujo de ejecutar recortes con gran torería, a centímetros de los pitones del toro Y qué decir de "Ícaro", el bayo de singular valentía y gran expresión con el que se metió prácticamente entre los pitones del toro para clavar en lo alto.
La gente gozó la lidia de Hermoso, que estuvo certero con el rejón de muerte, y fue así como obtuvo la única oreja concedida a lo largo de la función.
Joselito Adame ofreció una actuación completa, por variada y torera, en la que demostró que avanza en la profesión. A los dos toros de su lote les plantó cara con hombría y de haber estado fino con la espada hubiera cosechado más de algún trofeo.
Lo más valiosos de esta comparecencia en una plaza donde goza de buen cartel, fue la actitud de madurez reflejada en todo cuanto hizo, ya que anduvo sobre la arena con desparpajo y conocimiento de causa.
El primer toro de su lote prometió mucho desde el capote. Las hechuras que tenía eran de lujo: bajo, corto de manos, reunido y, en suma, muy armonioso. Pero duró poco.
Antes de que se fuera apagando, Joselito le hizo un vistoso quite por saltilleras; lo banderilleó con alegría y después le estructuró una faena de zapatillas enraizadas en la arena y temple sedoso.
Sobresalieron varios redondos en los que giró la cintura con gracia y toreó a placer. A la hora de matar, la punta de la espada golpeó en una banderilla e hizo guardia, hecho que emborronó una obra bien cimentada.
El quinto era un toro hondo, basto y alto, que terminó embistiendo con sosería y la cara alta. Joselito volvió a torear bien capote, y le cuajó un entusiasta quite por zapopinas que fue muy celebrado por el público.
Más tarde toreó de muleta con asentamiento, girando la cintura con armonía y acompañando la cansina embestida del toro con profundidad en cada uno de los redondos y los naturales.
La gente no comprendió del toro aquella faena, quizá porque al de Peñalba le faltó transmisión, pero lo importante es que el hidrocálido se sintió torero y dejó en claro un estilo donde se combina el toreo bueno y la variedad en toda la lidia.
La presentación de Mario Aguilar en este escenario pudo haber terminado en tragedia, pues el sexto le echó mano de fea manera, y afortunadamente sólo le dio un fuerte varetazo en el glúteo izquierdo.
La voltereta fue de órdago, y casi de la nada, cuando el toro se le vino al pecho y lo enganchó por la pierna para lanzarlo con furia hacia arriba. Mario ingresó a la enfermería a que le hicieran un arreglo en la taleguilla, y regresó para dar muerte al toro.
La faena al tercero tuvo mucho mérito porque el toro no regalaba una embestida, y Aguilar se vio obligado a ponerse en la distancia y dejarle la muleta en la cara para tirar de él en muletazos recios y templados que le llegaron a la gente.
Su deficiente manejo de la espada sigue siendo un detalle que debe mejorar en aras de rematar de mejor forma sus faenas, en esta que apenas fue la quinta corrida de su prometedora carrera.
Al final la gente salió contenta de la plaza después de presenciar una corrida con matices interesantes, en donde los toreros estuvieron por encima del encierro.
Ficha Guadalajara, Jal.- Tres cuartos de entrada en tarde agradable. 6 toros de
Peñalba, Denominación de
Bernaldo de Quirós, bien presentados y de escaso juego en su conjunto, salvo el 1o. Pesos: 495, 505, 510, 570, 505 y 540 kilos.
Pablo Hermoso de Mendoza: Oreja y vuelta tras petición.
Joselito Adame (azul turquesa y oro):
Silencio y palmas.
Mario Aguilar (rosa y oro):
Silencio en su lote. Destacaron en banderillas
Gabriel Luna y
Gerardo Angelino, y en varas
Mauro Prado.
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