Una corrida engañosa en la plaza de Cadereyta
Viernes, 05 Feb 2010
Cadereyta, N.L.
Javier Ramírez / Foto: Archivo
El Juli cortó un rabo
Sentado frente a la computadora, hoy se me agolpan las ideas en la cabeza y estoy en la disyuntiva que muchas veces suele sucederle a los cronistas en las redacciones de los diarios cuando el tema a tratar da mucha tela de donde cortar y pensamos: ¡y ahora por dónde rayos comienzo!
¿El debut de El Juli en una plaza de toros? ¿Su enésimo triunfo? ¿El error del juez de plaza?, ¿El lleno en el graderio? ¿El jolgorio en los tendidos al sabor de los whiskies?, ¿la calidad (por decir algo) de las faenas?, ¿La ausencia de los pasodobles o solo unos cuantos? ¿El encierro...?
¿El Encierro?, sí, ¡hablemos del encierro!.... de la burla y falta de respeto hacia los propietarios de la ganadería de La Playa, un encierro que desde hace más de un mes se estuvo anunciando para servir como materia prima a esta corrida de la presentación de Julián López Escobar en Cadereyta y que por imposición de la administración del propio Julián, se parchó vilmente el mismo día de la corrida con ganado de otras dos divisas, sin haber sido anunciado con anterioridad y dejando sólo dos astados del hierro titular en el festejo.
Toros jóvenes que dejaron mucho qué desear en cuanto a su presencia en el ruedo.
¿Culpa del neo empresario Raul Rocha que se dejó convencer de cambiar un encierro por él anunciado desde principios de enero?
¿Culpa del juez de plaza Antonio Quiroga por aceptar a última hora y podríamos casi asegurar, sin haber visto, los toros que se traerían de La Estancia y Montecristo?
¿Falta de respeto al público pagante por darle un encierro diferente?
¿Falta de respeto a los ganaderos nuevoleoneses por no confiar en lo que ellos crían?.
La corrida en Cadereyta dio la impresión al final que la afición salió "entre contenta" y a su vez deseosa de que algo mejor sucediera. Las películas Avatar o Invictor hubieran sido una mejor elección, e incluso muchas jovencitas hubiesen preferido asistir al teatro donde se presentaba a la misma hora el actor cubano William Levy.
Finalmente y hablando meramente de la corrida, en presencia el primero de La Playa, largo y con romana, fue el que mayor presencia de toro tuvo y su hermano, corrido en cuarto lugar, el que mejor juego dio en la noche.
Es de agradecer a Fernando Ochoa que haya aceptado lidiar un encierro de los señores Quijano y no prestarse a traer toros de diferentes ganaderías como lo hicieron El Juli y Alejandro Amaya.
¿De qué le sirvió al torero español ser premiado con los máximos trofeos de su segundo enemigo, si al final los taurinos, los conocedores, pitaron la concesión excedida del rabo?
Bien dicen que Cadereyta es un pueblo, pero lo que se vivió en su plaza de toros fue el colmo. Aquello parecía mas bien una fiesta pueblerina, sin pasos dobles y sí mucho "Juan Colorado".
Lástima que en un momento de orgullo purépecha al son de la tambora, Ochoa soltó la muleta y dio el pecho en un desplante chabacano al noble cuarto de La Playa, perdiendo las composturas de un torero esteta.
Pudo haber cortado una oreja en cada toro, pero sus repetidos fallos con la espada le jugaron una mala pasada.
Alejandro Amaya tampoco tuvo muchos argumentos qué decir con el soso de Montecristo jugado en tercer lugar y menos aún con el veleto toro que cerró plaza, de La Estancia, que tampoco sirvió.
Y El Juli... con un manso en primer termino, lanceó por verónicas cadenciosas en los de recibo y dibujó un recorte muy torero. Quitó por chicuelinas en los medios y en un emotivo brindis, sacó al tercio a su amigo Enrique Espinoza "El Cuate", lo que obligó al público aplaudir con el alma.
Doblones, cambios de mano y naturales o derechazos fueron el repertorio de una faena electrizante y breve del madrileño quien de estoconazo y tres descaballos acabó con la vida de su primero.
"Figurón" se llamó el quinto, un toro que tenía lo suyo pero al que Julián le sacó partido, estando muy por encima del astado de La Estancia.
Faena de muletazos largos, con la mano en el estaquillador casi en su parte más próxima al cuerpo ¡y hasta allá van los muletazos!, cargados de fuertes olés de un publico nuevo.
De estocada al primer viaje un tanto defectuosa mandó al destazadero a la res que rodó en la arena y el juez de plaza, presuroso, le concedió el rabo sin que hubiera una petición mayoritaria, siquiera de dos orejas.
Pero volvamos al principio, no porque El Juli haya triunfado de esa manera en un pueblo como Cadereyta debemos ser complices de los imposiciones que tratan de hacernos las figuras extranjeras.
Ojalá que a la próxima, tanto ellos, como los empresarios y los jueces de plaza, guardianes de los intereses del público, se acuerden de tener más respeto a los ganaderos, al mismo público pero, sobre todo, a nuestra pisoteada Fiesta Brava.
Ficha Cadereyta, N.L.- Corrida extraordinaria. Casi lleno. Tres toros de
La Estancia (2o., 4o., y 6o.), dos de
La Playa (1o. y 4o.) y uno de
Montecristo (3o.), desiguales en presentación y juego.
Fernando Ochoa: Palmas y ovación tras aviso.
Julián López "El Juli": Palmas y dos orejas y rabo.
Alejandro Amaya: Palmas tras aviso y palmas.
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