Desde que vimos el encierro de De Haro en los corrales de la plaza, se despertó esa inquietud sabrosa por verlos lidiar el próximo domingo. Muy en el tipo de lo de don Manuel. Bien criados, clavados en el tipo de la casa y sin estridencias por delante. Excepción hecha del primero de la tarde, que estaba pendiente de todo, el resto tuvo nobleza y destacable tercero que tuvo ritmo y mayor calidad en su juego.
Héctor Gabriel, tercer espada en el orden de lidia, realizó lo más destacado de ésta tarde con el primero de su lote. Un novillo que tuvo calidad, mostró nobleza, que fue fijo, y que se prestó para el lucimiento. "Tremolino" era precioso: cárdeno claro, de cuerna delantera, hociquito de ratón y botinero. Con inteligencia, le realizó lances -sólo- para acoplarse al ritmo. Vendría lo mejor con la muleta. Muletazos largos a media altura, con una rodilla flexionada.
Ya hecho de la atención de la res, se enredó en una serie para entenderse con él, para luego realizarle series con el temple y buen gusto que tiene el espada poblano. Fuerte calaron en los tapatíos. Todo iba a pedir de boca. Vinieron un par de series con la zurda que gustaron aún más al respetable, pues tuvieron dimensión, verticalidad, asentamiento y mucho ritmo.
Una serie final con la diestra que inició con un molinete para enseguida tirarse a matar con mucha fe, pero con muy poca puntería. Echó mano de la espada de descabellar; pero el daño estaba hecho. Lo que era una importante oreja de éste coso terminó en una ovación cariñosa.
Con el que cerró plaza, no hubo -de plano- entendimiento. Así que Héctor nos dejó vestidos y alborotados; cuando creíamos que se colaba al cartel de triunfadores, debido a las condiciones de "Mal escrito", un ejemplar que, si bien no era un buen ejemplar que digamos, de haberlo entendido pronto, como el público estaba de su parte, quizá le habría cortado un auricular. Siento que le faltó decisión. El burel pronto se acabó y nada pudo hacerse ya. Una atravesada muy caída y silencio en los tendidos.
Con el abreplaza, Diego Emilio comenzó a lidiar por mandiles, a un ejemplar que no humillaba y así transcurrió su labor con el percal. Ya con la muleta -creo yo- se equivocó al pasarlo por alto y dejarlo a "su aire" y pues, "Otro mito" se le trepó a las barbas. Tenía la particularidad de apretar en cuanto estaba a su distancia y dificultó el trasteo del aguascalentense. En fin, que no lo sometió y pagó el precio. Cuando se perfiló, quiso aprovechar una arrancada del burel, pero al tropezar el astado, la espada cayó en muy mal sitio. Otra entera y un aviso.
Con el segundo de su lote, cuarto de la función lanceó con voluntad. En el segundo tercio, su tocayo Bricio cuajó dos pares superiores, como Dios manda, pero -ni modo- urge cambiar, o de proveedor de banderillas, o de afiladuría de rejones. Lo bueno es que se respetó la tradición tapatía de adornar al primero de la tarde con los colores de la divisa del hierro titular, y al segundo del programa, con los colores de nuestra ciudad.
En fin, que el novillero de Aguascaliente pasó las de Caín con su segundo enemigo en turno. El público tomó partido por el precioso cárdeno. Es cierto que consiguió momentos de muy buen toreo, pero las golondrinas no hacen verano. Manoletinas con ajuste, tres cuartos de acero y a retirarse en silencio al callejón.
Su paisano, Javier Castro, desarrolló una buena labor ante "Abre puertas", a pesar de que la emotividad no era un atributo del De Haro. Lo bregó muy bien de salida, por lo que cumplimentó el paso número uno: hacerse del astado. Ya que lo fijó, se dio a torear con gusto una serie de mandiles, chicuelinas y media verónica acompañados con el cuerpo que mucho se le aplaudieron. Aquí, Gustavo Campos cuajó un gran par y se llevó con elegancia al toro al burladero a una mano. Ovación.
Castro recogió con la muleta a su enemigo, andándole bien al llevarlo por alto, para después, sin apresuramiento ninguno darse a torear con ritmo y temple que la parroquia agradeció, a pesar de la poca emotividad del morito. Fue por todas al intentar matar en la suerte de recibir, pero pinchó, por desgracia. Una entra traserilla y caída, para retirarse en silencio.
Con el segundo de su lote, Castro se nos desdibujó. Verdad buena que pusimos buenas esperanzas con este novillo que embestía lento, muy lento. Destacamos sus lances a pies juntos, a pesar de que se llevó un achuchón, porque en cuanto el toro perdía el engaño, se paraba y tiraba el derrote. Realizó también, un bonito quite por tafalleras. Dos raciones de tres cuartos de acero y silencio.
Par el domingo 9 de octubre, la empresa anuncia un encierro de Espíritu Santo, para el sexto y último festejo .que será- de triunfadores. Los nombres de los novilleros incluidos, no fueron dados a conocer aún.