Mientras Héctor Gutiérrez tenía que ser trasladado al Hospital Mocel para ser intervenido de dos graves cornadas, Tato Loaiza era levantado en hombros luego de cortarle una oreja a cada novillo que enfrentó…  las dos caras de la moneda, fiel reflejo de la vida misma dentro de la Fiesta Brava.

El percance del hidrocálido tuvo tintes dramáticos, pues fue trompicado por el primer ejemplar de la tarde al recetarle apenas el segundo lance. El del El Vergel lo prensó contra las tablas y lo levantó nuevamente, dando como resultado dos cornadas en la parte baja del tórax, en ambos lados.

Lástima en primer lugar por la integridad física del torero, que por fortuna está en manos del experimentado doctor Rafael Vázquez Bayod, pero también porque la afición se quedó con ganas de ver a un joven espada que va avanzando con paso firme y tuvo una triunfal campaña por ruedos europeos en este 2016. Ni hablar, otra vez será.

Tato Loaiza es fiel reflejo de lo que debe ser un novillero, pues se muestra alegre, bullidor y con ganas de comerse al mundo. Poco a poco se irá serenando, aunque su carisma hace que el público esté con él y en realidad ha dejado positiva impresión en el coso de Insurgentes, aunque para ser sinceros la salida por volandas suena a mucho.

A su primero le realizó un quite por zapopinas que comenzó a encender los ánimos en una afición que le coreó el inició de faena con un péndulo, para luego darse a correr la mano en momentos con temple y en otros no tanto, lo cual es normal por su escaso rodaje e incipiente desarrollo técnico.

Aunque algunos muletazos no fueron del todo limpios, Loaiza los sintió de verdad. El de El Vergel tuvo transmisión, desplazándose con prontitud, por lo que se prestó para el lucimiento, en tanto que el chaval terminó por pasear una oreja, con ligeras protestas ya que fue otorgada luego de medio espadazo tras un pinchazo.

Debido al triunfo, fue designado para lidiar al sexto de la función, un novillo de magnífico juego y que pudo haber recibido el arrastre lento. Con decisión, aunque dejando ver todavía sus carencias técnicas, fue prendido y volteado de forma espeluznante; así, maltrecho, salió de la enfermería para seguir su con labor, en un gesto que se le reconoce.

Hubo por supuesto buenos pasajes ante este novillo al que creemos sí le hizo falta la pica, por lo que le fue otorgado un apéndice entre algunas protestas  al liquidar de media estocada, lo que le valió para ser dueño de la primera salida a hombros de esta Temporada de Novilladas.

Ángel Téllez fue el mejor librado de los hispanos, pues tuvo una actuación en la que demostró que va adquiriendo el oficio y tiene buena percha de torero. No sin pasar algunos apuros, despachó al que hirió a Gutiérrez, que desarrolló sentido, y acto seguido cuajó interesantes muletazos delante del ejemplar que le correspondía, aunque sin alcanzar el triunfo al venir a menos e irse quedando corto el astado.

Este buen sabor de boca le valió para lidiar al quinto, un novillo noble pero al que le faltaba un puntito de transmisión y fuelle. De nueva cuenta hubo pasajes interesantes, pero poco a poco la labor del español se fue diluyendo y ya no hubo posibilidad de pensar en el triunfo.

Antonio Medina se esforzó delante de su novillo, el tercero, que acudía con cierta prontitud y por momentos se revolvía, aunque faltó mando en la muleta. En ocasiones se llegó a destemplar el español, y en algunos otros dejó trazos con muy buen sabor, pero sin redondear.