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¡Se solicita un pulidor de diamantes! (video)

Miércoles, 16 Sep 2009    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif / Foto: Sergio Hidalgo           
Puede llegar a ser
Así, como un diamante en bruto, apareció esta tarde en La México un novillero que ya no es tan nuevo, Manolo Olivares, muchacho que calentó el frío del tendido con sus detalles artísticos aún sin dominar la técnica, y paseó una oreja que irradia ilusión de que en él pueda haber un torero importante.

Ya desde su primero, Olivares había dejado huella del arte que trae adentro, aún sin redondear. El segundo de su lote fue un novillo de dulce, de esos con los que sueñan todos los toreros y que su único defecto fue ser demasiado débil, por lo que caía constamente en la arena y le costaba repetir, pese a su gran voluntad para embestir.

Manolo ejecutó un estoico quite por ganoneras y cubrió de forma lucida el segundo tercio, sobresaliendo un par al violín, para de esta forma dejar el ambiente encendido de cara a su faena de muleta, que inició doblándose esteticamente con el novillo, aunque su debilidad era manifiesta, cuajando un bello trincherazo y rematando mirando a los tendidos con un desdén.

Lástima que el de El Vergel no podía emplearse a fodo dada su poca fuerza, pero tal era su bravura que, haciendo un esfuerzo grande, iba tras la sarga de un Olivares que consiguió algunos buenos derechazos y naturales, aunque sin poder ligar del todo pues por momentos atropellaba la distancia y no le daba el espacio que tanto necesitaba el astado.

El momento cumbre fue cuando consiguió una dosantina, y luego otra pero con un cambio de mano, consumando la ranchera. Pinchó en el primer intento con el acero, pero en el segundo dejó una gran estocada que batió al bravo utrero.
 
"Ante poca insistencia, menor resistencia" dicen en mi pueblo, y es que la autoridad concedió la oreja cuando apenas se asomaban los primeros pañuelos, un apéndice que fue pitado, pero lo que no se puede protestar ni discutir es que este hombre demostró que, bien llevado y aprendiendo la técnica, puede funcionar.

El Canelo tuvo una actuación desconcertante. Su primero calamocheaba y no se entregaba, pero la firmeza de Luis Manuel y el mando de su muleta metieron al astado en vereda y terminó por sacarle algunos buenos derechazos, pases de gran valía. Lástima que mató de un bajonazo, pues la ovación que se había ganado quedó convertida en división de opiniones.

Su segundo no fue tan complicado, pero El Canelo nunca se acomodó del todo y pegó pases sin mayor transmisión hacia el tendido. El público comenzó a desesperarse y los pitos no se hicieron esperar, mismos que lo acompañaron en su camino hacia la barrera.

El norteño Fernando Cantú tuvo un debut sin pena ni gloria en La México, pues sus enemigos no se prestaron y él tampoco mostró mucho. Cuando toreaba de capote a su primero, cayó en la cara del novillo y, de no haber sido por un quitazo de Gabriel Luna, se pudo haber llevado un susto mayúsculo.

Este novillo pronto desarolló sentido y se ponía por delante, por lo que poco pudo hacer Cantú. Su segundo tenía un recorrido muy corto y comenzó a espiar al torero, que dejó algunos momentos buenos al torear con la derecha pero de ahi en más no paso mucho.

La lluvia cayó de nuevo en La México, aunque de forma esporádica y en poca intensidad, en una tarde aburrida por grandes lapsos, pero en la que Manolo Olivares demostró ser un diamente en bruto, así que por favor, se solicitan pulidores.

Ficha
Novena de la Temporada Chica en la Plaza México. Unas 1500 personas en tarde fría, con llovizna de forma esporádica. 6 novillos de El Vergel, bien presentados y de juego desigual. Pesos: 428, 420, 418, 418, 427 y 432 kilos. El Canelo (negro y oro): División de opiniones y pitos tras aviso. Manolo Olivares (rosa y plata):  Palmas y oreja. Fenando Cantú (Azul marino y oro): silencio y palmitas. Gabriel Luna  le hizo un estupendo quite a Cantú, cuando éste se encontraba a merced del novillo.


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