Que nada les cuesta, hombre (video)
Domingo, 08 Nov 2015
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Sergio Hidalgo
El Juli salió a hombros... pero sin el clamor de otras tardes
El Juli salió a hombros de la Plaza México… pero sin el clamor de otras tardes. Y no es que el madrileño haya escatimado esfuerzo alguno por triunfar, al contrario. Pero hubo diversas circunstancias a lo largo de la tarde, que al final de la corrida quedó un sabor de boca agridulce en el ánimo del público, que hizo una gran entrada.
Y es que el mano a mano con El Payo no fue lo que se esperaba, y algo incomprensible es que el encierro de Fernando de la Mora dejó mucho que desear en cuanto a presentación, pues fue disparejo en tipo, hechuras y comportamiento.
Para colmo de males, dos toros fueron protestados por chicos, y uno de ellos, el sexto, devuelto por su falta de trapío. Y estas son cosas que no deben ocurrir, ciertamente, tratándose de profesionales. Porque aquí estamos hablando de una responsabilidad compartida entre la empresa, el ganadero y los apoderados de los toreros, que siempre debieran tener presente el interés del público, que paga un boleto para ver un espectáculo digno, y más aún en una plaza de esta trascendencia.
Así que este triunfo no tuvo el eco sonoro de otros días, al margen de que la afición capitalina supo reconocer en todo lo que vale la capacidad desplegada por Julián, que se entregó, con valor y recursos, e hizo tres faenas de distinto acabado delante de tres toros de muy diversa condición.
La de mayor serenidad y buen gusto fue la que trazó delante del quinto, un toro que era un dechado de nobleza, que embistió a media altura y al que el madrileño le tapó la cara una y otra vez para darle muletazos templados y cadenciosos, con ritmo. Ya desde el quite por chicuelinas había apuntado la tersura que iba a tener su toreo con la muleta, y de esta manera construyó esa faena de finos acabados.
Al primero le pisó el terreno con mucha decisión para sacarle los muletazos, y el excesivo premio de dos orejas fue más evidente cuando le recriminaron la concesión de la segunda, en una nueva pifia del juez de plaza Jesús Morales, que sólo tiene dos marchas: o se pasa, o no llega. Porque aquí debió conceder sólo un apéndice, y uno en el quinto, no obstante el pinchazo que antecedió a una contundente estocada, evidenciando así una preocupante disparidad de criterio.
El Payo tuvo que tragarse la molestia del público –y también una fuerte voltereta– al no haber sido devuelto el segundo por su escasez de trapío. Y más tarde enfrentó al único toro exigente e interesante de la corrida: el cuarto. En ese ejemplar, el queretano apostó con un emocionante inicio de faena, de rodillas, aunque después no mantuvo la misma intensidad, quizá porque se empeñó en torear en el tercio en vez de sacar el toro a los medios.
La gente estuvo con él y le alentó, pero el trasteo fue desigual y no alcanzó a tener la redondez necesaria para haber calado más hondo. A la hora de matar se fue derecho detrás de la espada, resultó trompicado en el embroque, y cortó una merecida oreja.
En el sexto la ira del público fue mayor cuando apareció sobre la arena un ejemplar feo y sin remate, así que lo echaron para atrás y salió un sobrero de aceptable trapío, con más cara que sus hermanos, que debió haber entrado en el lote regular.
Este toro fue incómodo, pues punteaba de continuo y protestaba en los remates, sobre todo aquellos que El Payo ejecutó por alto. Octavio intentó sacarle muletazos sin demasiada convicción, ya muy molesto por todo cuanto había acontecido a lo largo de una corrida que no le sirvió de nada para posicionarse. Y fue una pena, pues ahora está toreando mejor que nunca y con una personalidad muy acentuada. Ahí tiene otras dos tardes firmadas. Ojalá que para entonces se hagan mejor las cosas. Que nada les cuesta, hombre.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Tercera corrida de la Temporada Grande. Tres cuartos de entrada (unas 32 mil personas) en tarde fría, con algunas ráfagas de viento. Toros de
Fernando de la Mora, disparejos en presentación y hechuras; de poco juego en su conjunto, salvo el 4o., que tuvo transmisión; 2o. y 6o. protestados por chicos; éste último fue devuelto por otro de la misma divisa. Pesos: 490, 491, 514, 517, 494 y 480 kilos.
Julián López "El Juli" (burdeos y oro): Dos orejas con algunas protestas, palmas y vuelta tras petición.
Octavio García "El Payo" (canela y oro): Silencio, oreja y silencio tras aviso. Incidencias: Salió como sobresaliente el matador
Jorge López, que no intervino en ningún quite. Entre toros, saltó a la arena un espontáneo con una manta en la que pedía una oportunidad como banderillero. Se le permitió volver al tendido.
Comparte la noticia