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Crónica Reciente

Jerónimo saboreó la miel; Téllez se tragó la hiel
Lunes, 13 Oct 2008 | México, D.F.
Fuente: Juan Antonio de Labra
     
La segunda corrida de la campaña en La México tuvo dos historias bien diferenciadas. Por un parte, el triunfo de Jerónimo con el cuarto. Por la otra, la grave cornada que sufrió Israel Téllez en el sexto. En medio de estos sentimientos encontrados, José Luis Angelino estuvo dispuesto pero sin llegar a redondear del todo su actuación. Jerónimo reaparecía después de varios años de ausencia, y tras retirarse intempestivamente de los ruedos. Afortunadamente, aquello no fue sino un ligero atisbo de desesperanza. Pero el que tiene el alma torera no lo puede dejar. Eso es innegable. Y desde hace algunos meses se tomó en serio su carrera para demostrar que sigue siendo un artista recuperable; un torero con sello y sentimiento. Y vaya que se esforzó delante del toro que abrió plaza, un ejemplar construido cuesta arriba que nunca humilló. La actitud de Jerónimo fue encomiable para un torero de su corte, y le plantó cara decididamente, quizá sin los recursos y el sitio suficientes para imponerse, pero, eso sí, tratando siempre de estar a la altura del compromiso. Si sudó la gota gorda con el primero, el destino le hizo un guiño con el cuarto, un toro bajo, muy bonito de hechuras, que no podía fallar. De tal forma que el haberlo enlotado así, fue más que un bálsamo para Jerónimo, que salió en el plan que tanto estaba esperando la gente que vino a verlo: el del toreo relajado, sin crispación, de figura erguida y pecho afuera. Se gustó mucho el poblano en los redondos; también en cada uno de los adornos. Y paulatinamente construyó una faena sólida en la que brillaron dos series de derechazos de excelente acabado. Y si el toro hubiera tenido un punto más de transmisión, tal vez "El Jero" hubiera formado un lío muy gordo porque su expresión le llega mucho a la gente. Sabedor de que tenía el triunfo en la punta de la espada, montó el acero a la altura de la barbilla y desde ahí se fue derechito para hundirla en buen sitio. El toro rodo sin puntilla y la sonrisa regresó al rostro de un torero comprometido con sus raíces, de pura cepa tlaxcalteca. Si Jerónimo había cosechado ya un valioso apéndice, Téllez estuvo cerca de igualarlo, sobre todo tras la lidia del tercero, al que banderilleó con mucha soltura y gran sentido del temple. El espigado torero de Uriangato mostró su característica fibra, y realizó una faena maciza hasta que cogió la muleta con la zurda y perdió el pulso que había ganado con el engaño en la diestra. No obstante, ahí quedaron esos redondos acompañando la embestida con la cintura y cimbreando todo el cuerpo sobre la arena. Media estocada tendida le arrebató el trofeo que debió pasear en una vuelta al ruedo que se troco en una fuerte ovación recogida en los medios. El sexto hizo cosas muy chungas desde que apareció por toriles. Israel se empeñó en alargar el saludo capotero sin percatarse, quizá, que el toro estaba comenzando a marcar una querencia hacia tablas, cerca de toriles, el terreno donde le dio una espeluznante voltereta, y la consiguiente cornada de la que se sintió calado. A sabiendas de que estaba herido, tuvo la hombría, como en la pasada feria de Aguascalientes, de permanecer en el ruedo hasta dar muerte al toro y pasó por su propio pie a la enfermería. Así son los toreros machos. Angelino vendió bien el arrimón con el tercero, un toro flojo pero manejable que le permitió ponerse cerca de los pitones. Sólo así consiguió emocionar a un público que esperaba más del tlaxcalteca. Banderilleando al quinto resbaló en la cara del toro y sufrió una voltereta de peligro porque el de Garfias le engancho por los machos de la taleguilla y lo trajo colgando de un pitón. El susto fue mayúsculo, pues cayó de cabeza. Más tarde, la faena discurrió entre la distracción del público, que ya estaba demasiado mojado por la tormenta que se desató en el cuarto, que empañó algunos pasajes de un festejo del que se rescatan dos hechos concretos: Jerónimo saboreó la miel y Téllez se tragó la hiel.
Ficha
Segunda corrida de la Temporada Grande 2008-2009. Unas seis mil personas en tarde lluviosa a partir del 4º toro. 6 Toros de Garfias, disparejos en hechuras, algunos armoniosos, desiguales en juego. Destacó el 4º por su nobleza. Pesos: 512, 480, 470, 495, 491 y 550 kilos. Jerónimo (verde botella y azabache): Ovación y oreja. José Luis Angelino (lila y oro): Ovación y silencio. Israel Téllez (turquesa y oro): Ovación tras petición y palmas. El banderillero Christian Sánchez, saludó en el 1º. Téllez sufrió una cornada en la región inguinal derecha.
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