Así como sucedió hace algunas semanas, la clase del sevillano Rafael Serna gustó a los aficionados de la Plaza México y brindó momentos de mucho empaque, aunque hoy no logró el triunfo debido a que la estocada conseguida no quedó en buena colocación y tuvo que hacer uso del descabello.

Más allá de la oreja que no logró cortar, el joven espada ibérico dibujó los trazos más relevantes de la novillada que cerró Temporada Chica y a la postre saludó una cerrada ovación. El astado de Barralva se movió y tenía bravura, y aunque Serna quizá tardó un poco en acoplarse, la faena terminó rompiendo a su favor.

Hubo templados derechazos sentado en los riñones y acompañando con la cintura, así como algunos adornos de bellísimo concepto. También dejó naturales bien eslabonados y el momento más emotivo de la faena fue cuando cuajó una dosantina con cambio de mano incluido.

El ejemplar que abrió plaza correspondió en suerte a Diego Emilio y fue un novillo que tenía calidad y nobleza, aunque sin estar sobrado de fuerza. El de Aguascalientes, que regaló un estoico quite por gaoneras, lo fue entendiendo y así, sin forzarlo en demasía, construyó un trasteo interesante y con pasajes de toreo templado.

No cabe duda que, poco a poco, este chamaco se afianza como uno de nuestros mejores prospectos, y así lo dejó entrever en la actuación de esta tarde. Finalmente cosechó los aplausos desde el tercio, al no estar del todo fino con el estoque.

Sergio Garza sustituyó a Nicolás Gutiérrez, herido el viernes en Monterrey y quien había sido el máximo triunfador de esta Temporada Chica. El norteño recibió a portagayola a su novillo y anduvo variado en quites, así como con las banderillas; sin embargo, se diluyó en el tercer tercio, ante un ejemplar noble aunque sin demasiado fuelle, y además alargó demasiado su trasteo.

André Lagravere "El Galo" lidió a un cárdeno que se movía y fue noble, aunque quizá le faltaba ritmo y un punto de transmisión y fuerza. El yucateco no consiguió poner esa chispa y, aunque pegó muchos muletazos, éstos no tuvieron mayor calado en el tendido, de tal forma que su faena no alcanzó alturas.

También a portagayola se fue Javier Castro, que se mostró con actitud y variedad capotera. Con la sarga dejó algunos buenos derechazos, aunque aislados, y dio la impresión que por momentos se encimaba demasiado con el burel, un ejemplar que tuvo cierta calidad aunque llegó a la muleta sin mucha "stamina".

Mala fortuna tuvo el lagunero Gerardo Solís, pues el que cerró el festejo tuvo poquita fuerza y pareció lastimarse de una de las manitas al llegar al último tercio, aunque a decir verdad  le dieron "a llenar" en el caballo. Así, aunque un novillo noble pero que de continuo rodaba por la arena, no pudo más que mostrarse tesonero.