Una emocionante actuación brindó José Mauricio en el cerrojazo de la Feria del Caballo, en Texcoco, sobre todo durante la lidia del primer ejemplar de su lote, al que le cortó una oreja, premio que repitió delante de su segundo y a la postre conquistó la salida a hombros.

Momentos dramáticos se vivieron al ser prendido en dos ocasiones por el toro que abrió su lote, un astado descastado y que se tornó peligroso al refugiarse en su querencia. En primera instancia, el de Lebrija le metió el pitón por el chaleco, mientras que después le propinó una vuelta de campana, sin consecuencias más allá de los golpes.

Mauricio mostró arrestos y se levantó en ambos momentos para buscar el triunfo, dándole las tablas a su enemigo y así conseguir muletazos de mérito, tanto al natural como en algunos recios derechazos. Liquidó de gran estocada y cortó una oreja con base en sudor y esfuerzo, premio obtenido en el marco de lo emotivo de su faena.

El quinto de la función tuvo nobleza y movilidad, aunque le faltaba un puntito de transmisión. El diestro de Mixcoac planteó una faena aseada y en la que dejó detalles de buen calado, con ese sello artístico que atesora y desmayando el trazo en adornos muy toreros.

Y aunque quizá el trasteo no terminó por romper, el público estuvo siempre muy metido con José Mauricio y le pidieron fuerte la oreja a pesar de pinchar en la primera oportunidad. Así pues, paseó su segundo trofeo de la tarde y salió en volandas al término de la corrida.

Juan Luis Silis lidió en primer lugar a un bello toro, también de Lebrija, y construyó una faena de inteligente estructura, sin forzar de más las nobles embestidas para darse gusto toreando con la sarga en la mano derecha, con reciedumbre y sabor mexicano, trazos que después engarzó al natural.

El torero de Iztacalco supo medir su trasteo y le dio el tiempo justo, sin alargarlo en demasía, para rematar con algunos adornos de bella ejecución. Al tirarse a matar logró la estocada y cortó una oreja, premio a todo lo que desarrolló en el ruedo.

El sexto de la corrida le avisó desde el capote que se quedaba corto, toro que dio un juego complicado. Juan Luis Silis hizo el esfuerzo, aunque no consiguió imponerse a las condiciones adversas que le planteó el de Lebrija, para luego andar muy pesado con el acero y escuchar dos  avisos.

Alejandro Martínez Vértiz dejó escapar un lote potable, algo común dentro de su trayectoria como matador, respetando por supuesto a todo aquel que se pone delante. El primero tenía nobleza y clase, pero el torero nunca se confió salvo en algunos pasajes en los que supo templar las acometidas del burel, toreando casi siempre con precauciones. Al final, tras estocada y descabello, y en realidad sin que se le solicitara, salió al tercio.

Su segundo, un torote con mucha caja y kilos, fue noble y puso obtenérsele mejor partido. De nuevo desconfiado, sólo tuvo algunos detalles, pero sin lograr realmente estructurar una faena con planteamiento definido. Al retirarse a la barrera fue pitado por varios aficionados, y de nuevo salió a saludar de la nada, llevándose más chiflidos que aplausos.

De esta manera culminó la Feria de Texcoco, en la que se erigieron como máximos triunfadores Eulalio López "Zotoluco", Arturo Macías y José Mauricio, que lograron las tres salidas a hombros dentro del ciclo.