Vibrante, con matices y de emoción ha resultado a la postre, la cuarta y penúltima corrida de la Feria de San Francisco en la capital hidalguense, donde el público asistente ha disfrutado de buen toreo y de toros bravos e importantes, de los que han sido premiados dos de ellos.
Ha sido la primera corrida donde ha salido el sol en esta edición, aunque la temperatura casi fue propia del mes de diciembre.
Juan Pablo Sánchez vino una vez más a Pachuca y vio, como dicen, la cara y cruz de la moneda, pues se llevó una cornada y una oreja, en la que su pundonor lo mantuvo para enfrentar sus dos toros. El primero de ellos fue un punto áspero desde su salida, así que había que someterlo y llevarlo muy templado para quitarle acaso ese pequeño defecto.
Apenas iniciada la faena, al adelantar el engaño por el pitón izquierdo, la res le echó mano infiriéndole una cornada en la cara interna inferior de la pierna izquierda. Le colocaron un torniquete y regresó para pegarle ayudados a un toro sin temple y por momentos con una acometida descompuesta.
Abrevió el trasteo y dejó una estocada recibiendo, que fue suficiente, que por las circunstancias se pidió una oreja que se concedió.
Entró a la enfermería a ser atendido y salió a despachar a su segundo, un castaño con el que no se acomodó al lancearlo con el percal por la condición de la res, que agarró mal parado al picador y lo derribó, para después realizar sin duda el trasteo de la tarde, que más transmitió al tendido por su contenido, emoción, hondura y buen concepto.
El torero se gustó y gustó a la concurrencia, por los pases que dibujó, algunos sin enmendar terreno y sin apenas parpadear, ligándolos con impecable temple, ante un toro encastado, entregado, repetidor, con transmisión. Hubo por ahí el circurret y otros pases en redondo, en una faena que resultó larga y que la gente disfrutó. Antes de tirarse a matar hubo una ligera (e incomprensible), petición de indulto, que claro, no se concedió, y en cambio, recibió el homenaje de la vuelta al ruedo el astado, quizá un poco exagerada, dando con fuerza la vuelta al ruedo el torero.
Alejandro Talavante repitió color en este coso, y ante un espectacular burraco, “muy” del tipo de Jandilla (que es otra parte del encaste que tiene esta ganadería de algunos años a la fecha), esbozó dos lances a pies juntos, y un remate, a un toro que de salida fue abanto y después de un puyazo apenas trasero, se fijó más, interpretando el diestro un quite por orticinas y revolera, que le corearon. Inició con muletazos por alto a pies juntos.
Relajados fueron los muletazos que ejecutó, a un toro noble, con clase, fijeza pero que le faltó un punto de transmisión. Cambiados por delante, de muy buen gusto, que calaron en el tendido, de un trasteo bien estructurado, a un toro que entendió bien. Pases a pies juntos, para finalizar con manoletinas y dejar una estocada apenas trasera, con la que cortó “apretada” oreja.
Con su segundo fue la otra cara de la moneda, cual examen, que pasó con creces. Le pegó dos buenas verónicas y remate, de salida, para con la muleta mostrarse con tesón y voluntad, pues el animal se rajó y buscó la zona de tablas, aún así, éste colaboró en la zona de tablas, donde repitió metiendo la cara.
Con serenidad y en una gala de sitio, el torero instrumentó pases con la derecha que hizo degustar a los asistentes, porque sin duda se disfrutó. Despachó a la res de pinchazo y estocada trasera que tuvieron como eco sólo palmas.
Diego Silveti, por su parte, tuvo una buena presentación en este coso. Su primero casi derriba al picador, y en banderillas, salió a saludar por su aseo y bien hacer, Diego Bricio. Metió en la muleta a un toro que tuvo un punto de poder y que exigía lo llevaran bien toreado, y cuando se acomodó, trazó ayudados largos, algunos con temple y en otros llegando a alcanzarle la muleta, porque es cierto que al burel de pronto le faltaba ese punto de temple.
Colocó una estocada apenas tendida como trasera, con la que salió al tercio tras petición de oreja, y un arrastre lento que quizá no era para tanto, para el toro.
Ante el que cerró plaza no se acomodó de salida con el percal, y el astado fue incómodo para banderillear, pero de muleta, éste rompió y el torero se encontró con su manera de hacer el toreo, cuajando una faena de reposo y clase. Los ayudados tuvieron calidad, sentimiento, largueza, que hicieron sentir al público.
Cambiados por delante y los de pecho largos, epilogando su labor con manoletinas sin el ayudado en la muleta, de los que algunos le resultaron ajustados, jugándose la voltereta. Lo despachó de pinchazo hondo, cortando así un trofeo.
Abrió plaza el rejoneador Sebastián Torre, que apenas lidió por fuera a un toro que acudió con celo a la cabalgadura, de salida, pero que después se apagó. Dejó dos rejones de castigo a la tira. Con banderillas hubo una al sesgo, una buena de frente en los medios, una a pitón contrario y una más en la que la res se puso un poco por delante, lo que no le permitió que fuera al estribo. Algún esbozo de galopes a dos pistas, y otra banderilla a un toro que ya se había parado.
Resultó dilatada la labor para despachar a la res, por lo que escuchó dos avisos y división de opiniones al irse a la barrera, sacando al tercio al forcado de cara de los mexicanos, Héctor Martínez, quien hizo una pega al primer intento con las ayudas cargadas.