El torero propone, Dios dispone, viene el toro… y todo lo descompone. En el papel, la tarde auguraba un agarrón de aquellos. En la realidad, los tres espadas –cada quién a su aire– se entregaron a tope; pero los de Arroyo Zarco, aunque de presencia impecable, incluso aplaudidos al saltar al ruedo, en eso se quedaron. Mucha forma y poco fondo.

La competencia era evidente desde el túnel de cuadrillas y se hizo evidente en el paseíllo. Cada uno mostraba en su gesto, en su actitud, la decisión de llevarse la tarde. A través del festejo lo confirmaron. Y si no hubo pique en el tercio de quites fue porque la condición de los ejemplares lidiados no iba a permitirlo.

En fin, que nos quedamos un tanto cuanto vestidos y alborotados, pero estoy seguro que vendrán más tardes para ellos.

Si nos atenemos a la respuesta del público, el triunfador fue Juan Pablo Sánchez, que ha cosechado un par de salidas al tercio ganadas a ley. Su par de enemigos no le dieron facilidades. Nos ilusionamos con el inicio de la lidia del primero, un hermoso castaño albardado, al que le cuajó verónicas por el lado izquierdo soltando una punta del capote en el remate, para arrancar la primera de varias ovaciones que se llevó el de Aguascalientes.

Con la sarga inició el trasteo con muletazos por bajo, con una rodilla flexionada ya someter a "Reposado".. Cuando le extrajo series por derecha, con temple y dimensión, el optimismo creció; pero… pero, el de Arroyo Zarco se vino abajo cuando, como corresponde, Sánchez se echó la muleta a la mano siniestra para aguantarle los intentos de pararse a medio viaje, pero el toro se vino abajo –aunque no estuvo arriba que digamos– pero no la voluntad del torero. Un pinchazo, entera en el rincón y a esperar a su segundo.

"Tapatío" de nombre, de pelaje cárdeno nevado, serio por delante y al que la parroquia le aplaudió al saltar al ruedo atacó al penco de Héctor Cobos para echarlo por tierra exactamente en la cara del toro. En dicho trance, Juan Pablo Sánchez, a pesar que en ese momento se dirigía a la autoridad para solicitar el cambio de tercio –lo que es estar en lo que hay que estar– de inmediato, con montera en mano y todo metió el capote entre los pitones y el cuerpo del varilarguero para salvarle de algo que apuntaba mal, muy mal.

Por supuesto, el público que está también en lo que debe estar, le obsequió una cerradísima ovación al torero. De la faena, pues una búsqueda infructuosa e incesante –que los tendidos reconocieron– como un torerísimo prólogo con rodilla flexionada en toreo por bajo y un cambio de manos por delante que reventó las localidades de la "Nuevo Progreso". Antes de concluir solicitó la venia para obsequiar un toro, con una esperanza que tuvo peor resultado. Cabe destacar que el torero es bien recibido en esta plaza. Del de Arroyo Zarco mejor ni hablar.

No sé qué pasa con Arturo Saldívar. No tengo duda ninguna de su decisión. No tengo tampoco de su vocación. Es un torero en quien –como muchísimos aficionados– cifré buenos augurios. Ha tenido, por supuesto, una carrera ascendente; pero sigo convencido que el de Teocaltiche puede –y debe– alcanzar peldaños más altos.

Uno de los dos toros con mejores condiciones de lidia  –el segundo de la tarde– que sin ser un  dechado de virtudes, se dejó meter mano, pero el trasteo estuvo por debajo de Arturo Saldívar. Con el segundo de su lote, nada hay que reprocharle… en el primero tampoco, pero Saldívar puede mucho más.

A quien de plano se le pusieron las peras a peso fue a Diego Silveti. Hay que decir que sí, el público tapatío le apretó duro, aún a pesar de que al tercero, primero de su lote, pareció haberle faltado castigo, el de salamanca se apretó los machos, pero la parroquia no crean que mucho le entendió.

Con el sexto, que sí tuvo más posibilidades, le disfrutamos momentos de mucha emotividad y torería. "Pialador", un berrendo bañado en lodo era el del boleto: fijo; repetidor; pronto y emotivo. Se lo brindó al maestro Pedro Gutiérrez Moya "El Capea", a quien algunos despistados, como salió del palco de ganaderos a recibir el homenaje de Silveti, pensaron que era el ganadero, pues le dedicaron algunos pitos. El resto le ovacionó con muchísimo cariño.
 
Con este ejemplar, Silveti no alcanzó a entenderse a plenitud. Por momentos, le vimos detalles de torería y buen toreo, pero al final se fue diluyendo. Eso sí… hubo un natural que tendré en la memoria por muchos años.

El próximo domingo huele a gran acontecimiento. El triunfo de Joselito Adame en Pachuca le pone la cereza –por si acaso le faltaba– al pastel del mano a mano con Eulalio López "Zotoluco" del próximo domingo. Además, la empresa anunció en una manta que el encierro será de San Miguel de Mimiahuapam.