Banners
Banners

Espectro Taurino: Una verdad irrefutable

Sábado, 27 Sep 2014    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Opinión   
El espacio de cada sábado
Muchas reflexiones han venido a nuestra mente durante los últimos días, particularmente luego de la gravísima cornada que sufrió el subalterno Héctor Rojas en Zacatecas, y por supuesto mientras redactábamos el trabajo especial sobre el 30 aniversario de la muerte de Paquirri.

Es triste que tenga que sobrevenir un percance de esta magnitud para que los aficionados caigamos en cuenta de una verdad irrefutable en la historia del toreo, y es que los que se ponen delante de una res brava realmente exponen su vida y el riesgo siempre existe.

La grandeza del toreo consiste, desde nuestro concepto, precisamente en el hecho que un torero de juega la vida en aras de la creación artística en el ruedo, un acto generoso por parte de todos los que se ponen el terno de luces para expresar sus sentimientos delante de los pitones.

A veces lo olvidamos, pero todas las reses bravas tienen peligro, intrínseco a su naturaleza, aunque a veces éste no se transmita tan claramente hacia los tendidos dentro un coso taurino. Y es siempre de respeto desde una becerra en el campo y hasta un toro cinqueño.

"Los becerros también pueden lastimarte... o hasta matarte", nos dijo nuestro amigo y compañero Fernando Barrera, que en paz descanse, cuando en un festivalito desdeñábamos lo que íbamos a lidiar.

Ser consciente de esta realidad permite valorar de forma equilibrada y en su justa dimensión lo que los toreros hacen o dejan de hacer en el redondel. Y aunque éstos son profesionales, no es ni será sencillo ponerse delante de un animal bravo, y más aún, poder crear ante el peligro.

En una época en la que se juzga a la ligera y estamos invadidos de "expertos", no debemos perder de vista, de entrada y ya después valoraremos su desempeño, el mérito que tienen todos los toreros. Y por supuesto que, partiendo de esta base, exigir siempre el toro con su edad reglamentaria y el trapío que denota su conformación anatómica con respecto a ésta.

Es cierto; una técnica bien aprendida, así como el oficio, reduce el riesgo delante de los toros... pero no constituye garantía de ausencia en percances. ¿O alguien podría decir, por ejemplo, que el maestro Paquirri no tenía técnica u oficio? El riesgo siempre está latente.

Por ello, el valor es y será será un elemento fundamental para todos los que emprenden esta bonita pero durísima profesión. Desde este espacio nuestro respeto y reconocimiento, más allá de triunfos o fracasos, a todo aquel que se ha puesto delante de una res brava.

@jorgeraulnacif


Noticias Relacionadas







Comparte la noticia