La tarde de este domingo se llevó a cabo la tercera novillada de la presente temporada y nuevamente un público en su mayoría joven llenó la centenaria plaza de toros "San Marcos", ello con el objetivo de presenciar las actuaciones de los hidrocálidos Javier Castro y Diego Sánchez así como la de Andre Lagravere. Al final de la tarde y aunque no se tocó pelo se vivieron momentos muy agradables.

Javier Castro pertenece a ese grupo de  jóvenes que integran la inagotable cantera local y su trayectoria incluye ya una participación dentro del serial de la Feria Nacional de San Marcos, por ello y consciente del compromiso ha salido con una interesante disposición.

Con el primero de la tarde y después de recibir con una larga pegado en tablas dimensionó verónicas a pies juntos, abrochó su participación capotera con un ajustado quite por tafalleras. Su labor con la muleta consistió en series por el pitón derecho en las que aguantó con firmeza a pesar de las fuertes ráfagas de viento.

Bajo condiciones adversas y con un novillo de embestidas prontas, el de Aguascalientes también logró naturales de calidad, mismos que trascendieron a los tendidos, con decisión se fue tras el acero para terminar su labor entre la petición de un trofeo que al final no fue concedido.

Con el cuarto de la tarde, Castro nuevamente trató de agradar, lamentablemente su enemigo mostró muy pronto su debilidad, por lo anterior hubo de realizar un toreo a media altura en el que destacaron los lentos naturales que se confeccionaron en el terreno de los tercios.

Luego de proyectar voluntad e inventiva se tiró a matar dejando una estocada delantera que fue protestada, no obstante recibió las palmas de aliento.

Al igual que Castro, Diego Sánchez también tiene ya varios festejos novilleriles y hoy ante sus coterráneos salió dispuesto a mostrar sus avances. Con el primero de su lote dimensionó una larga en tablas y cadencia en el lance fundamental rematando con una media de pintura.

La faena se constituyó con series por ambos lados, poco a poco ejecutó ese toreo que antaño caracterizó a su padre, el matador Luis Fernando Sánchez, y que hoy comienza a ser su sello propio, por momentos apareció la largueza y la dimensión; pero aunado a ello una interesante inventiva. Después de pinchar sepultó la espada y con ello fue obligado a saludar en el tercio.

Con el quinto de la tarde las cosas con el percal nuevamente alcanzaron la nota y es que las verónicas y el quite por chicuelinas fueron del agrado del público. Ante un novillo que tenía transmisión el torero de dinastía confeccionó una pieza con las características de la casa, otra vez largueza en el trazo, desafortunadamente al tirarse con una gran determinación vinieron los fallos con la espada por lo que se limitó a recoger palmas.

Y si Diego Sánchez denota familia torera, también Andre Lagravere manifiesta esa característica, el llamado "El Galo" llegó a la San Marcos con sentimientos encontrados, por un lado la pena de haber perdido apenas hace un par de días a su abuelo paterno, prueba de ello el porte de un moño negro en su costado izquierdo. Pero por otro la alegría de presentarse como novillero en este emblemático coso y de paso iniciar su propia historia en Aguascalientes.

Con el primero de su lote las condiciones climatológicas fueron verdaderamente adversas, fuertes ráfagas de viento y la aparición de una pertinaz lluvia que no impidieron ver las ganas y el valor del novillero franco-mexicano. Después de lancear a la verónica Lagravere ejecutó un vistoso quite por chicuelinas, con recursos y valentía cubrió el segundo tercio recibiendo así el estímulo de una plaza que dicho sea de paso presenta una esperanzadora renovación generacional.

Con la franela por momentos fue verdaderamente imposible torear ya que el viento flameó la tela hasta límites de peligrosidad, no obstante el joven se aguantó enormidades arrancando pases de una encomiable valentía, tras terminar su labor recibió las palmas de reconocimiento.

Con el que cerró plaza Lagravere mostró la misma actitud, torero de tres tercios y voluntad, lamentablemente no tuvo tela de donde cortar por lo que su labor no trascendió como él hubiera querido. Sin embargo y a pesar de lo anterior quedó de manifiesto su gran afición