Lo más destacado de la décima novillada de la Plaza México fue el interesante juego que dieron algunos de los ejemplares de San Antonio de Padua, mismos que se fueron con las orejas al destazadero pues el triunfo jamás llegó para los alternantes que conformaron el cartel.

Y es que hubo dos novillos que fueron buenos, los lidiados en cuarto y quinto lugar. El primero de la tarde no fue fácil, pues tenía una bravura seca, mientras que el segundo era noble pero le faltó fuelle, el sexto resultó manejable y el que no brindó mayores opciones fue el que se lidió en tercer sitio.

En cuanto a los toreros, Jorge Rizo escuchó quizá los olés más sonoros del festejo durante la faena al estupendo cuarto, trasteo que no terminó por redondear y que se fue diluyendo, dejando escapar una buena posibilidad. El capitalino se notó tenso desde que recibió de capote al ejemplar y le costó trabajo centrarse, lo que logró hacia la mitad de su faena en algunos momentos en los que corrió sabroso la mano diestra, dejando ver ese toreo largo. Después cuajó una buena tanta por naturales que hizo concebir esperanzas para que la faena fuera a más; sin embargo, volvió a notarse dubitativo y su labor ya no consiguió  tomar vuelo.

Karla de los Ángeles lidió al segundo de la tarde, un novillo que metía la cabeza con buena calidad pero sin mucha duración; es decir, no aguantaba tandas largas y se quedaba parado para el cuarto muletazo de la serie. Aseado (salvo el remate) le resultó el quite por chicuelinas y tafalleras, y en la faena de muleta dibujó pases que tuvieron su calado en los tendidos, por ambos pitones, pero el trasteo no llegó a alcanzar el clímax. Los aplausos del público acompañaron a la torera poblana mientras se retiraba a la barrera tras escuchar un aviso.

Jorge Didier ya pudo debutar en La México, luego de no poder hacerlo en la segunda novillada del serial al recibir una cornada al intentar un quite en un novillo que no le correspondía. El hidrocálido mostró una buena actitud, realizó un bonito quite por tafalleras y su labor tuvo pasajes de interés, sobre todo en los inicios de la faena, pero poco a poco vino a menos, como a menos vino también en ejemplar. Al final, se retiró entre algunos pitos tras ponerse pesado con el acero y escuchar dos avisos.

Miguel Alejandro enfrentó al quinto, que fue de los mejores ejemplares de la tarde. El de León, que anduvo frío, dejó algunos destellos de calidad, sobre todo en tres naturales en los que toreó bien de verdad, pero la faena se desarrolló en medio de altibajos y no consiguió acoplarse del todo con el de San Antonio de Padua, que al final fue muy ovacionado en el arrastre.

Abrió plaza Xavier Gallardo ante un novillo que no resultó fácil, pues tenía una bravura seca y fue exigente. El hidalguense no escatimó su esfuerzo y se puso en el sitio, logrando extraer algunos pasajes de interés, pero el tema se complicó cuando el burel comenzó a quedarse un tanto corto por ambos perfiles, de tal suerte que el tema se quedó solamente en detalles.

El carismático Alejandro Lima “El Mojito” lidió a un ejemplar que ofreció pocas posibilidades de triunfo, pues carecía de recorrido y no pasaba completo. Con afición, lo recibió a portagayola y anduvo variado con el capote, misma variedad que manifestó en el segundo tercio, con más esfuerzo que lucimiento. Ya de muleta, solamente quedó patente el intento de este chaval ante las condiciones descritas.

Y así, tras la muerte del sexto, algunos aficionados entre los pocos que se dieron cita en La México, despidieron con ovaciones a la ganadera, Mónica Hernández de Aloi.