Después de varios meses cerrada, la monumental de Aguascalientes abrió nuevamente sus puertas para la celebración de la tradicional corrida de "Las Calaveras", y el coso registró una excelente entrada de tres cuartos de aforo cubiertos. El ambiente era de fiesta grande, y al final solamente obtuvo el triunfo Sebastián Castella, que cortó dos orejas al mejor toro del encierro.

Castella se enfrentó a "Saber ser", un toro que tuvo mucha nobleza y calidad, estas características fueron cabalmente aprobechadas por el francés, que toreó con estética y elegancia y estructuró un trasteo en el que destacaron los pases en redondo. Por momentos, la plaza retumbó con los olés de la afición, y el extasis llegó con la interpretación, muy a su estilo, de estrujantes dosantinas. Mató de una estocada trasera pero eficaz y le concedieron dos orejas.

Con el quinto de la tarde no pudo redondear su triunfo. Dos fueron las razones para ello: por un lado, la poca colaboración del burel; y por otro, un intenso viento que recorrió el ruedo de la monumental sin dejar estar a gusto al torero.

Zotoluco realizó un trasteo lleno de técnica y poderío al toro que abrió plaza. Estructuró series de buen acabado por el pitón derecho que le fueron coreadas por la concurrencia. Sin embargo, alargó su labor de más y terminó escuchando un aviso. Mató de un feo metisaca que provocó la molestia del público.

El cuarto de la tarde resultó carente de trapío y de bravura, y Zotoluco intentó agradar al respetable, resultando sus esfuerzos en vano ya que no tuvo materia prima. Al finalizar su labor pinchó hasta en tres ocasiones.

Joselito Adame pechó con lo menos potable de la corrida. El primero de su lote se estrelló en el burladero de aviso imposibilitándose para la lidia, y fue sustituido por el primer reserva, un ejemplar que dio mal juego. El torero de la tierra se esforzó en todo momnto y consiguió algunos pasajes interesantes, pero se puso pesado con el estoque pinchando en varias ocasiones.  Con el que cerró plaza no pudo hacer nada porque el toro sufrió una lesión que le mermó mucho físicamente.

Al finalizar el festejo el diestro francés salió a hombros de los aficionados que soportaron toda la tarde un intenso frío. Cabe destacar la presencia en la plaza de José Tomás, que trató de pasar desapercibido, pero al ser identificado no tuvo más remedio que ponerse a firmar autografos.