Joselito Adame cuajó e indultó un toro de Medina Ibarra la tarde de este martes en Villa Purificación, Jalisco, donde compartió la salida en volandas con Rodrigo Santos, que paseó cuatro orejas, y Uriel Moreno "El Zapata", que cosechó tres apéndices.

Siempre una tarde de toros lleva misterio, que se devela cuando se termina con el último toro, así las cosas el resultado no podía ser mejor en todos sentidos, ya que todo transcurrió en un tono mayor envuelto en la emoción.

Rodrigo Santos demuestra que es el mejor rejoneador de México, ya que en sus dos enemigos cuajo faenas de diverso corte, las dos con el contenido de su maestría para manejar sus caballos toreros; su primero tuvo fijeza, emotividad y bravura, lo que aprovechó cabalmente al templar la embestida del de Medina Ibarra en la grupa de sus caballos con sabor; al dejar el rejón de muerte puso pie a tierra y consiguió una estocada de perfecta ejecución para recibir las dos orejas y el toro el honor del arrastre lento.

Con su segundo que tenía clase, pero al que se le tenía que  medir bien la distancia, supo meter al toro en su justa distancia para embestir y le cuajó una faena emotiva, con pares de banderillas y la clásica santina; colocó la rosa y terminó con el rejón de muerte en perfecto sitio cayendo el toro muerto de forma fulminante. De inmediato el público solicitó las dos orejas que le fueron concedidas entre el clamor general.

Por lo toca a Uriel Moreno "El Zapata", con su primero que termino flojito, con sus espectaculares pares de banderillas puso de pie a los aficionados; ya con la muleta lo consintió tuvo pasajes de gran emoción y calidad. Se fue tras del acero con determinación y le cortó una oreja.

Con su segundo un toro que pedía distancia y puntuales toques, le cuajó una faena de menos a más con variedad y  sentido artístico; desde luego con los palos estuvo sensacional sobre todo con un par al quiebro que termino en violín. Con la muleta con prestancia y torería puso calidad al trazar el toreo largo y con profundidad; se fue tras la espada bien colocada, se le entregó la gente le premiaron con dos orejas.

Joselito Adame traía el "santo de espaldas". Su primer enemigo poco colaboró con el torero de Aguascalientes, con el que estuvo discreto y esforzado; después de dos pinchazos y una entera se retiró en silencio.

Peo salió "Gallero", toro de fina estampa, con clase , bravura y nobleza, para que Joselito Adame se sublimara en el toreo de sentimiento y dimensión, desde los quites con el capote al instrumentar la zapopina, para luego colocar pares de banderillas asomándose al balcón, y con la muleta torear por naturales con dimensión y sentimiento, adornos de buen gusto cambios de mano y desplantes entre la aclamación del público para tomar la muleta con la derecha y hacer el toreo bueno despacio y con emoción. En cuanto se puso la espada en la cara la gente de píe solicito el indulto que fue concedido entre gritos de ¡torero torero!

Al final, ganaderos y toreros dieron triunfal vuelta al ruedo con la salida en hombros de los que de luces visten.