Sergio Flores vivió un auténtico Sábado de Gloria durante su debut en su tierra, Tlaxcala, pues desorejó al primer ejemplar de la corrida nocturna y salió en volandas, mientras que Fermín Rivera paseó un apéndice y El Pana dio tres vueltas al ruedo.

La expectación que provocó entre los aficionados, fue correspondida por el joven torero apizaquense a lo largo de la velada, demostrando que ha aprovechado al máximo su estadía en España, mejorando la técnica y desarrollando una sólida tauromaquia.

Así le vimos veroniquear con soltura a "Nazareno", un berrendo en cárdeno de Coyotepec, al pasó casi sin picar pretendiendo que la embestida fuera con mayor fuerza, luciendo de esa manera en un quite combinado y rematado con majeza.

El trasteo desarrollado por ambos perfiles dejó ver el sitio adquirido por Sergio, que se notó incluso sobrado, haciendo que la emoción fuese en aumento acompañada con gritos de ¡torero, torero! y vino la culminación, un estoconazo apenas desprendido rematado de inmediato con descabello contundente; la concesión de un premio no satisfizo a los aficionados exigiendo le entregaran las dos orejas.

De Marco Garfias fue el sexto que aunque con poca presencia puso a prueba el valor y los conocimientos de Sergio; tras su inicio en los medios con un par de pases cambiados por la espalda, el cornúpeta se empezó a frenar dificultando la labor del torero, éste con aguante y mando lo hizo pasar en varios ayudados, hasta que en uno de ellos se frenó y tiró el derrote rompiéndole la taleguilla.

Agregó algunas manoletinas exponiendo para después pinchar un par de ocasiones y luego dejar algo más de medio estoque con lo que dobló el burel mientras el torero era despedido entre palmas.    
 
Hubo algunos pitos de salida para el primero de Fermín Rivera que jugó bien los brazos en los lances a la verónica, vino un puyazo empujando el morito a la cabalgadura y chicuelinas regulares; la faena se desarrolló entre altibajos tanto que Fermín sufrió hasta tres desarmes.

Logró sin embargo enderezar la nave y por el lado derecho consiguió templar en las series finales con respuesta de la gente, para que después de un clásico volapié el juez ordenara la entrega de una oreja.

El quinto resultó descastado dejando ver únicamente la voluntariosa insistencia de Fermín, ante los constantes amagos del burel por irse a tablas, viendo lo cual el potosino entró a matar con menor efectividad sonando un aviso, pero el público que reconoció su esfuerzo le tributó una ovación.

Y ¿qué decir de El Pana cabeza de este imaginativo cuanto inédito cartel? El público lo recibió con gran cariño llamándolo a saludar después del paseíllo, que los matadores y sus cuadrillas realizaron a la luz de las velas en este bellísimo escenario de la "Ranchero" Aguilar.

Rodolfo compartió este recibimiento con sus alternantes que desmonterados agradecieron en el tercio. Esbozos de lances fundamentales con el capote rematados con vistosidad a una mano. El puyazo prolongado dejó en buenas condiciones al astado en un principio, recibiéndolo el diestro en tablas con un muletazo cambiado por la espalda seguido de la vitolina.

Series con la derecha rematadas con el de pecho y tras unos muletazos de tirón se esperaba el trincherazo que no llegó pues el burel vino a menos, acertadamente Rodolfo le ayudó con unas sanjuaneras señalando posteriormente dos pinchazos antes de media estocada trasera y caída sonando las palmas en su honor.

Acicateado porque sus alternantes se le habían ido por delante, El Brujo sacó a relucir su toreo barroco desde que se abrió de capa ante el cuarto y después en un quite variado; con entrega y sin dejarse ganar la pelea, cuajó dos cambiados por la espalda para luego correr ambas manos, predominando y logrando los mejores momentos con la zurda.

Vimos entre ellos un natural inmenso de esos que quedan en la retina porque parece que detuvo el tiempo en el centro de la suerte; seguramente el pinchazo antes de la estocada algo trasera y desprendida determinó que no se le concediera la oreja solicitada, sin embargo vino la vuelta con mucha fuerza, una segunda igual y la tercera corriendo a toda velocidad, como solo a El Pana se lo permite la gente que al final lo ovacionó cariñosamente.