Banners
Banners

La fuerza de la juventud sigue adelante (video)

Domingo, 10 Feb 2013    México, D.F.    Jorge Raúl Nacif | Foto: Sergio Hidalgo           
Cortaron una oreja por coleta
La fuerza de la juventud continúa apretando en lo que es ya la parte final de la Temporada Grande y hoy, en lo que fue una tarde con matices interesantes, Mario Aguilar le tumbó la oreja al primero de su lote y José Mauricio hizo lo propio con un ejemplar de regalo,  jóvenes espadas que brindaron actuaciones de interés, al igual que el rejoneador Leonardo Hernández, que se fue de vacío.

El triunfo de Mario Aguilar constituye una muy alentadora noticia, ya que el torero surgido de Tauromagia Mexicana demostró en La México que va avanzando en ese renacimiento taurino que ha dejado patente en la provincia durante los últimos tiempos y que, sin duda, es un torero que se ha rescatado a sí mismo.

Y es que el joven hidrocálido volvió a mostrar ese empaque que durante su etapa novilleril y en sus inicios como matador en esta plaza tanto ilusionó a la afición. Y además, volvió a notarse alegre y pudo torear con hondura a ese primer ejemplar de su lote, un toro de Barralva (encaste Atanasio, como todos para los de a pie) que fue bravo y tuvo transmisión hacia los tendidos.

La faena de Mario, que inició con un péndulo en el centro del redondel, fue bien estructurada y brillaron los pasajes con la mano derecha. Al principio, toreando un tanto rápido, pues la embestida del toro tenía mucho brío, pero posteriormente el joven torero fue atemperando las acometidas y regaló momentos que le fueron coreados con mucha fuerza, mismos que disfrutó a cabalidad, quizá como hace mucho tiempo no gozaba en este escenario.

También hubo naturales que fueron del gusto de la afición y, ya en los trazos con la mano izquierda, el toro comenzó a rajarse. Con inteligencia y cabeza clara, Mario fue por la espada para no alargar innecesariamente la faena, rubricando con bernardinas para luego dejar una estocada de efectos rápidos y pasear una oreja de mucho peso, otorgada con todas las de la ley.

Así, con la puerta grande entreabierta, ante el sexto salió dispuesto a completar la obra. Y a decir verdad estuvo cerca de lograrlo, pues le dio la lidia adecuada a un castaño que comenzó a repetirle en cuando le dejaba la muleta en la cara, de tal forma que bordó derechazos con gran temple.

El ejemplar tenía nobleza, aunque poca duración; Aguilar no se aburrió en cuanto su enemigo comenzó a salir con la cabeza a media altura y así, tirando de él y dándole sus terrenos en cuanto se refugió cerca de tablas, extrajo meritorios muletazos. Un pinchazo que le quitó la posibilidad de tocar pelo, pero no el reconocimiento del público.

Al no alcanzar el triunfo con sus dos toros del lote, el capitalino José Mauricio regaló un séptimo ejemplar, al que le cortó una oreja. No cabe duda que el de Mixcoac tiene clase y es un artista de las zapatillas a la montera, pues ante este astado regalo momentos de estupendo empaque al torear con la muleta, luego de realizar un quite combinado.

Este toro fue manejable y acudía a los engaños, aunque le faltó un puntito de transmisión y fuerza. Mauricio comenzó la faena por alto y de inmediato le recetó derechazos muy estéticos, vertical la figura y llevando bien toreadas las embestidas. Quizá el trasteo no tuvo la continuidad necesaria y por momentos el toro perdía las manos, pero los instantes artísticos calaron hondo entre la afición. Y así, también hubo destacados trazos al natural, relajado el torero y dejando patente su cuerda artística.

Para rematar la faena, ejecutó ajustadas bernardinas y el público terminó metido en su labor. Por derecho se fue tras el acero y dejó una buena estocada que, a la postre y junto con lo realizado a lo largo de la lidia, le valió para pasear una oreja que fue solicitada con fuerza.

Su primero tenía calidad en las embestidas y mucha nobleza, pero lamentablemente poquita fuerza y caía por la arena en cuanto se le forzaba. Debido a esto, y a que el viento molestó, es que la faena de José Mauricio no pudo tomar vuelo, aunque regaló piezas de arte puro, como un par de derechazos en los que se relajó completamente. Saludó una ovación desde el tercio tras finiquitar su labor.

Ante el quinto, el toro que menos juego brindó, José Mauricio poco pudo hacer. Sin embargo, a destacar la rotunda estocada con la que lo mandó al destazadero, un espadazo en todo lo alto y de efectos fulminantes que bien hubiera valido la concesión de una oreja, trofeo que algunos entendidos solicitaron con sus pañuelos blancos.

El rejoneador Leonardo Hernández volvía a La México tras las dos orejas cortadas la tarde de su presentación y no pudo repetir el triunfo. Enfrentó dos toros que también fueron de Barralva, pero del encaste Saltillo, y lo mejor lo consiguió ante su primero, un burel noble y que, si bien es cierto que no duró demasiado, acudía con calidad a los cites y, tras los rejones de castigo, con buen ritmo.

Bien toreó a lomos de “Templario” y lució también en piruetas. Sobre “Xarope” fue muy aplaudido al ejecutar, hasta en tres ocasiones, la suerte del violín con banderillas cortas; antes, había templado de costado con mucho lucimiento, en un marco donde el público todavía estaba un tanto frío. En el tercer tercio, falló con el rejón de muerte y todo quedó en algunas palmas mientras se retiraba a la barrera.

Con su segundo, Leonardo se mostró igualmente esforzado, aunque no estuvo tan certero con rejones y banderillas. El burel terminó distraído y había que llegarle mucho a la cara, de tal forma que la labor de este estupendo rejoneador ibérico no alcanzó a tomar altura. Al final, algunos pitos se intercalaron con palmas tras despachar al toro de un metisaca muy bajo.

Así pues, los toreros jóvenes siguen dando la cara en esta Temporada Grande, misma que tendrá su punto final el próximo domingo, en lo que será la decimonovena corrida del ciclo capitalino.

Ficha
México, D.F.- Plaza México. Decimoctava corrida de la Temporada Grande. Unos seis mil aficionados en tarde fresca y con molestas ráfagas de viento. Siete toros de Barralva, bien presentados y manejables en su conjunto, algunos con poca fuerza, entre los que destacó el 3o. por su transmisión. Pesos: 531, 471, 465, 480, 510, 475 y 470 kilos. El rejoneador Leonardo Hernández: Palmas y división. José Mauricio (berenjena y oro): Ovación en su lote y oreja en el de regalo. Mario Aguilar (rosa y oro): Oreja y palmas. Incidencias: El monosabio Alfonso López se retiró de la profesión y dio una vuelta al son de las "Golondrinas"


Comparte la noticia