Luque entra en el ánimo de La México (video)
Domingo, 18 Nov 2012
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Foto: Sergio Hidalgo
Le tumbó las orejas al tercero de la tarde
Desde que confirmó su alternativa hace tres años, Daniel Luque había toreado algunas corridas en la Plaza México sin poder entrar en el ánimo de la afición capitalina, logro que el joven diestro español consiguió la tarde de este domingo al bordar una faena sensacional y pasear dos orejas muy bien ganadas.
Lanceando a la verónica e intercalando mandiles, Luque recibió al primero de su lote, para luego rematar con la media y un estupendo recorte, conectando muy pronto con los tendidos. El quite por chicuelinas le fue igualmente coreado y el ambiente presagiaba cosas muy buenas de cara a la faena de muleta.
Haciendo gala de creatividad y aprovechando el recorrido del toro de La Estancia, el ibérico dibujó una dosantina apenas en la primera tanda. Y así, entendiendo de maravilla el ritmo de su colaborador, extendió el brazo al torear con la diestra y los derechazos tuvieron largueza y profundidad, abandonándose hasta el punto de ligar muletazos en redondo.
Inspirado y con la faena en crecimiento, Daniel se puso la sarga en la diestra y le fue paciente al toro, que por este lado no tenía el mismo fuelle. Con tersura, le dejó la muleta en la cara y ligó naturales de sobresaliente factura en dos series que continuaron escribiendo la historia de esta gran faena.
El clímax de su labor aconteció cuando soltó el ayudado y ligó cambiados de mano, llevando siempre muy toreadas las embestidas, algunos muletazos tomando la tela por la cara contraria y gustándose después en detalles de mucho contenido artístico, como las trincherillas y el llamado pase del desprecio, redondeando así una faena variada que lo metió de lleno en el ánimo de esta sensible afición.
Como una fiera se fue tras la espada y dejó una estocada entera de letales efectos. Y así, mientras el noble animal se entregaba espectacularmente, Daniel se dio tiempo todavía para un último adorno. El premio de las dos orejas fue justo y con una sonrisa recorrió el anillo para cosechar los vítores de un público que se le entregó, mientras que el de La Estancia fue premiado con el arrastre lento, reconocimiento a su clase.
El sexto de la tarde desarrolló complicaciones, pues fue deslucido y tendía a puntear los engaños. El torero de Gerena se mostró dispuesto e hizo el esfuerzo a pesar de tener ya asegurada la puerta grande, algo plausible y que habla muy bien de él.
Ignacio Garibay regresó a la Plaza México tras casi cinco años de ausencia y lo hizo con una actuación muy sólida. El ejemplar que abrió plaza tendía a espiarlo y se frenaba, circunstancias que Nacho superó con base en quietud y terminó por entender bien a su enemigo, que requería firmeza y precisión en los toques.
Con raza y demostrándole al burel que él era el que mandaba, extrajo muletazos de mucho mérito y que emocionaron a los asistentes. Y si no es porque la espada quedó caída y un tanto delantera, una oreja bien ganada hubiera llegado a la espuerta de Garibay, pero en cambio saludó una sonora ovación desde el tercio luego de la petición para que se le concediera el trofeo.
El segundo de su lote, un bello cárdeno claro, tenía transmisión y una bravura seca que requería una muleta con poder. Nacho, que lo había recibido a portagayola, tuvo ese poderío y supo llevarlo bien toreado en tandas emotivas y que calaron hondo en los tendidos, tanto por derecha como en naturales muy sabrosos.
Sin embargo, al sentirse podido, el ejemplar comenzó a salir suelto y a refugiarse en tablas. Entre esta situación y el viento, que molestó en estos instantes, la faena vino un poco a menos. Garibay siguió en la línea y todavía pudo sacarle partido al ejemplar en destellos de mucha torería. Se tiró a matar con determinación y dejó una estocada que, al no ser de efectos rápidos, enfrió un poco al tendido. Pese a ello hubo petición de oreja, misma que no fue concedida, y el torero salió al tercio a saludar otra cerrada ovación.
Alejandro Amaya tuvo una tarde complicada pues, además de enfrentar dos toros que le dieron pocas opciones de lucimiento, el viento sopló con fuerza en la lidia de éstos. Su primero acudía a la muleta, aunque no iba del todo embebido y tenía mal estilo, de tal forma que los esfuerzos del torero naufragaron.
Ante su segundo, una fuerte ráfaga de viento le impedía siquiera citar al burel en los albores de una faena que jamás tomó vuelo, pues además el toro calamocheaba y terminaba con la cabeza a media altura. Por ende, Amaya no logró confiarse y su labor se fue diluyendo ante las circunstancias descritas.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Cuarta corrida de la Temporada Grande. Unas siete mil personas en tarde agradable y con varias ráfagas de viento. Seis toros de
La Estancia, bien presentados y de juego desigual, entre los que destacó el 3o., premiado con arrastre lento. Pesos: 475, 472, 485, 470, 472 y 500 kilos.
Ignacio Garibay (azul rey y oro): Ovación tras petición en su lote.
Alejandro Amaya (catafalco y azabache): Palmas y silencio.
Daniel Luque (azul noche y oro): Dos orejas y palmas. Incidencias:
Gustavo Campos saludó desde el tercio tras un gran par de banderillas.
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