Los novilleros Alberto Valente y Brandon Campos, que disputaron un mano a mano en el último festejo de la campaña menor en Guadalajara, resultaron cornados en sus respectivas intervenciones y el triunfo no llegó para ninguno de los dos espadas.
Serial que sin duda tiene un triunfador absoluto en el hidrocálido Ricardo Frausto, ausente del cartel por lesión en las cervicales, su ausencia se noto en la entrada, que registro poco más de 4 mil 500 espectadores. Los novillos de El Vergel, que fueron bravos con los de a caballo, en general sacaron genio y bravura seca, dejándose meter mano con calidad los corridos en tercer lugar -al que se le dio arrastre lento-, y el quinto de la tarde.
Fue una novillada para toreros más experimentados, pues los ejemplares exigían que se les sometiera desde el principio, con el capote echándole la tela muy abajo, para obligar a la embestida con mejor son y desde luego con la muleta meterse más con ellos para dominarlos y sacarles el fondo bueno.
Tanto el regiomontano Alberto Valente como el de Querétaro, Brandon Campos, prefirieron aguantar las embestidas en los lances capoteros y realizar quites con mucho valor pero con poca expresión artística, salvo unas crinolinas pintadas y ejecutadas por Brandon Campos.
Lo que sí el primero y segundo de la tarde fueron un verdadero crucigrama con genio, seca bravura, tirando derrotes por doquier, en el que el valor de los muchachos salio a relucir; por ello, la gente les ovacionó su entrega.
Los demás novillos tuvieron otro cantar, con embestidas más nobles y con mejor recorrido, tan sólo por un pitón, ya sea el izquierdo o el derecho, al pasarse la muleta al pitón malo los chavales recibían guadañazos por todos lados.
Una tarde entre la angustia y el drama, con breves pasajes de calidad por parte de los dos novilleros, que por momentos encontraron la distancia y engarzaron pases con la muleta de sabor y temple, que les fueron muy coreados, pero no terminaron por redondear al perder las distancias y dejar muchos claros, lo que los listos novillos, aprovecharon para desarrollar sentido.
El quinto tuvo mucha movilidad y recorrido por el pitón derecho, al que sólo en algunas tandas lo supo aprovechar Alberto Valente; fue muy bravo y la autoridad le concedió el premio del arrastre lento a sus despojos.
Agradecerles la entrega y gran actitud a los dos novilleros, que en la mejor parte de sus faenas al culminar el pase fueron prendidos de fea manera para llevarse sendas cornadas, pero este tipo de novilladas son las que dejan una gran lección: la de saber torear lidiando, como lo hacía el gran maestro Mariano Ramos.