Lágrimas de luto; lágrimas de torero (video)
Viernes, 14 Sep 2012
Querétaro, Qro.
Raúl Magos | Foto: Juan Noguez
Amaya dedicó un emotivo triunfo a la memoria de su madre
Siendo el quehacer de los toreros un ejercicio artístico –no por nada se considera a los toreros dentro de la concesión de la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en España-, éste se ve influenciado por distintos estados de ánimo, reflejándose en el ruedo muchas de las emociones que posee en el interior la persona enfundada en el traje de luces.
Recordando lo que el maestro José Antonio, el de la Puebla del Río, menciona en varias entrevistas -a raíz de la enfermedad que lo aquejó con más fuerza por allá del 2005-, hay ocasiones en las que el toro hace las veces de hombro en las que el torero manifiesta sus emociones. “Lloraba en el hombro de mi amigo”, decía.
Algo similar debió sentir Alejandro Amaya al volcarse con el segundo de su lote, “Notario” de nombre y al que templó desde que se abrió de capa, toreando a la verónica. Justo también, rememorando un quite de Morante hace algunas temporadas en La México, Alejandro gustó y se gustó en el quite por mandiles, tocando al pitón contrario con el capote al terminar el lance para darle continuidad.
El de Ordaz, que a la postre destacaría del encierro y recibiría los honores del arrastre lento, le permitió a Alejandro recrearse tanto en los muletazos como en los adornos, resolviendo algún parón con pinturería. Se volcó en el morrillo con la espada, dejando tres cuartas partes en buen sitio para recibir, tras insistente petición, el premio de las dos orejas, que recibió y paseó con emociones encontradas, seguramente.
A su primero le faltó fuerza, y solo pudo destacar en algunos muletazos al natural, antes de pasaportarlo de un espadazo algo trasero, labor que le valió saludar desde el tercio.
Por su parte, José Mauricio dejó gratísimas sensaciones en su actuación ante el primero de su lote, un toro con buenas condiciones pero al que había que hacerle las cosas con ideas claras, resolviendo el torero capitalino el desafío con nota alta.
Desde el capote destacó en un quite por gaoneras, y tras él el toro llegó al último tercio esperando que le hicieran las cosas con precisión, en las distancias, en los toques, en la altura de la muleta, incluso en esperarle y darle su tiempo para que terminara respondiendo a los cites. Sobresalieron varios muletazos de figura erguida y temple por ambos pitones. Dejó una buena estocada entera para cortar una merecida oreja.
Su segundo, que cerró festejo, no le permitó mayores florituras ya que resultó deslucido. La gente le reconoció con palmas el esfuerzo y los pases de aliño con que concluyó la faena de muleta.
A Pedro Gutiérrez “El Capea” la suerte le dejó el lote con menos posibilidades del encierro, que vinieron a menos y no permitieron que su labor trascendiera con mayor fuerza al tendido. En su primero no estuvo muy fino con la espada, siendo reconocido con palmas, mientras que en el segundo, tras labor esforzada y una estocada algo trasera y contraria, saludó una ovación en el tercio tras leve petición.
Abrió plaza el joven rejoneador Alejandro Zendejas, que posee una cuadra de lujo y estuvo acertado en la colocación de rejones y banderillas. El novillo de Rancho Seco resultó justo de fuerzas y raza, por lo que las ejecuciones de Alejandro no tuvieron suficiente eco en el tendido, además que en ese afán de hacerle las cosas al novillo, sus cabalgaduras estuvieron expuestas en un par de pasajes de la faena. Tras dejar una ración insuficiente del rejón de muerte hubo de echar pie a tierra, para concluir su labor de estocada y descabello, para escuchar palmas.
Ficha Primera corrida de Fiestas Patrias. Media entrada en noche fresca y con algo de viento. Un novillo de
Rancho Seco para rejones (1o.), noble y flojo, y seis toros de
Ordaz, desiguales en presentación y juego, de los que destacó el 4o. por su clase, premiado con arrastre lento. Pesos: 400, 515, 467, 468, 459, 510 y 491. El rejoneador
Alejandro Zendejas: Palmas.
Alejandro Amaya (negro y oro): Ovación y dos orejas.
El Capea (salmón y oro): Palmas y ovación tras petición.
José Mauricio (añil y oro): Oreja y palmas. Incidencias: Al finalizar el paseíllo se tributó un minuto de aplausos a la memoria de la señora
María Elvia Amaya de Hank, madre del matador
Amaya, fallecida el sábado pasado. Destacó en banderillas
Lupillo III.
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