¡El que no asegunda no es buen labrador! La frase queda como anillo al dedo por lo sucedió en la tercera novillada del serial en el coso de la Calzada Independencia, ya que la ganadería triunfadora del serial pasado Boquilla del Carmen repitió color enviando un encierro bien presentado y con calidad.
Y además, el hidrocálido Ricardo Frausto, que obtuvo el triunfo en la primera novillada con el corte de dos orejas, se volvió a llevar la tarde de hoy, metiéndose de plano en la predilección de la afición tapatía. Imaginación, torería, temple y sabor torero tuvieron sus faenas, especialmente con el segundo de su lote.
El de Aguascalientes tiene patas para gallo, con gran actitud y ambición se desenvuelve en el ruedo, en el marco de un toreo de calidad y arte. Con su primero toreo con el capote con sentimiento y compás, comenzó con tafalleras de recibo pegado en tablas y luego toreo a la verónica con el pulso mágico del temple.
El novillo acudió al caballo con bravura y Ricardo le instrumentó unas gaoneras sin mover los pies; de alarido. Con la muleta por ambos lados ejecutó el toreo largo y con profundidad, pases cambiados por la espalda y remates de pecho con mucha verdad.
Tenía las orejas en la mano, pero se dio a pinchar y hasta el cuarto intento dejó una estocada delantera y en mal sitio, con todo, recibió una ovación en el tercio y el novillo fue despedido con aplausos.
En el quinto de la tarde se puso de rodillas y le instrumento dos largas, para torear por chicuelinas en los medios, el novillo arremetió con los caballos con bravura y Ricardo le endilgó un quite muy vistoso, toreando por gaoneras y girando en sentido contrario al toro, nos recordó un quite de la invención de Arturo Gilio, por lo que se llevo un caudal de palmas.
El novillo tenía un son extraordinario para embestir; quizá el pecadillo de Frausto fue el no alargar las series, ya que las cortaba engolosinado, con los cambios de mano y las dosantinas que fueron de pintura. Por ambos lados lo toreo con temple y ritmo, con un abanico de detalles de buen gusto, se fue tras del acero y logró una estocada tendida en buen sitio para que la autoridad le concediera las dos orejas. Ahora, la empresa de inmediato anunció su repetición para el próximo domingo.
El primer espada, Efrén Rosales, tuvo el santo de espaldas, su primero fue el lunar del encierro con mucho genio y complicado, el muchacho tiene valor sin duda, es probable que la fresca cornada de la que se recupera y el peso de una plaza como la de Guadalajara haya minado su ánimo y el carisma que le caracteriza, ya que estuvo desconcertado, sin colocarse bien, sufriendo varios achuchones que por fortuna no llegaron a mayores.
Sus dos novillos fueron los menos potables del encierro, pero con cabeza fría y aplicación de la técnica, algo más pudo hacer. Su labor fue silenciada entre fatigas con el acero.
El zacatecano Edgar Badillo me hizo recordar una palabra que utiliza en las conversaciones taurinas el estimado ingeniero Rubén Pérez, ex juez de plaza y aficionado práctico de abolengo en nuestra Guadalajara taurina. ¡Facilote! Eso es lo que tiene Edgar. Se le ve fácil con las telas, pero le cuesta mucho trabajo proyectar al tendido; pega lances y pases, hasta con cierto desahogo, pero la emoción se encuentra ausente, muy voluntarioso, con determinación y ganas, sin terminar de redondear; fácil con los palos, pero pare usted de contar.
En el sorteo tuvo gran suerte, ya que se llevó dos novillos de calidad y buenas condiciones a los que sólo por momentos supo aprovechar, gracias a la embestida templada de los de Boquilla del Carmen, por lo que algunas tandas le fueron coreadas, pero en cuanto intentaba templarlos y llevarlos bien toreados por su mando en la muleta, la decoración cambiaba; mal con los aceros y en sus dos novillos le sonaron los avisos.
Edgar tiene que encontrar el timbre, que le haga vibrar por dentro, para que pueda proyectar su toreo y sacar provecho de la gran facilidad que tiene, para desenvolverse en el ruedo, alejándose de la pirotecnia y encontrar las fuentes del toreo, que nacen del espíritu, de lograrlo puede caminar con velas desplegadas.